Miedo de los vecinos de Tarragona tras los últimos robos en viviendas de Rodolat del Moro

La semana pasada hubo tres en una misma calle. Los ladrones controlan a los inquilinos ya que actuaron a las 19.30 horas, cuando no había nadie en las casas. Ni la alarma los asustó

13 marzo 2025 09:18 | Actualizado a 13 marzo 2025 09:22
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«Eran las siete y media de la tarde cuando entraron a robar en mi casa. Tanto yo como mi pareja estábamos trabajando y mis hijos tampoco estaban en casa». Es el relato de uno de los tres vecinos de la urbanización Rodolat del Moro, en el término de Tarragona, que la semana pasada fueron víctimas de robos en sus viviendas. Pero en los días anteriores los ladrones –son posiblemente dos– ya lo habían intentado, aunque sin lograrlo. Los vecinos aseguran que tienen miedo y han incrementado las medidas de prevención. Cuando salen a sacar los perros, lo hacen por la zona boscosa, por si los ladrones están escondidos. Y ante cualquier persona o vehículo sospechoso lo comunican por el grupo de WhatsApp y, si no es de nadie conocido, avisan a los cuerpos policiales.

Las casas están al lado del bosque, desde donde los ladrones observan las casas y por donde huyen

Rodolat del Moro se encuentra en la carretera de Santes Creus, pasado el puente de la autopista. Los tres robos de la semana pasada se cometieron todos a la misma hora y en la calle Dàlies. El motivo podría ser por el hecho de estar tocando al bosque, desde donde los ladrones podían controlar los movimientos de los inquilinos y saber sus horarios. También porque, una vez perpetrados los robos, pueden huir por en medio del arbolado.

El último asalto

El último robo fue el pasado viernes. El autor –posiblemente había otro vigilando– saltó el muro perimetral de la casa que está más cercana al bosque. La cámara de un vecino captó el momento en que el ladrón intentó forzar una de las ventanas. Iba con chándal y capucha, y no se le veía la cara. Al no conseguirlo se fue a otra, que da a la habitación de los niños. Allí forzó la persiana y rompió el cristal. Y se apoderó de ropa –de adulto y de niños–, dinero que había en un sobre, los libros de instituto del niño, un televisor pequeño, auriculares, etc.

El dueño de la casa reconoce que no es tanto el miedo por él sino por los niños: «Te sientes inseguro. Y por aquí no pasan ni la Guàrdia Urbana ni los Mossos»- Añade que es la primera vez que le roban y que a partir de ahora va a instalar una alarma perimetral.

Otra de las víctimas es una mujer que vive sola con su gato. Normalmente trabaja de mañana y tarde. Y justo el lunes de la semana pasada, cuando entraron en su casa, hacía unos días que había vuelto de vacaciones. El ladrón saltó la verja perimetral, momento en que ser activó la primera alarma. Pero ello no le reprimió. Forzó un ventanal del comedor, pero no pudo acceder al interior porque la puerta estaba bloqueada. Entonces rompió un cristal muy grueso y desencajó el ventanal. Saltó una segunda alarma. El delincuente accedió a la habitación de la mujer, donde saltó una tercera.

El ladrón se llevó una caja con joyas. Los vecinos, al oír tantas alarmas, salieron al balcón y sus gritos hicieron huir a los ladrones al bosque. Vieron a dos individuos correr, posiblemente porque el cómplice estaba fuera vigilando (no se descarta que fuera una mujer). En total, el delincuente estuvo tres minutos dentro de la casa.

Al día siguiente, un vecino encontró en medio del bosque la caja con algunas joyas tiradas al suelo. Se llevaron las más valiosas: un conjunto centenario de oro blanco con brillantitos que eran los pendientes y anillo (eran de su abuela) así como unos pendientes de oro con una perla y una gargantilla con pendientes de roca volcánica y plata con la imagen del busto de una mujer romana, recuerdo de un viaje a Pompeya.

Era la segunda vez que le entraban a robar; la primera fue hace diez años. «Ahora todos los vecinos estamos asustados», concluye.

Si los vecinos ya estaban con la mosca detrás de la oreja por los intentos de robos habidos hace dos semanas, con los consumados de la semana pasada la preocupación aumentó. Y ello se plasmó en el grupo de WhatsApp. Gloria, su creadora, recuerda que se montó en 2012 para que los vecinos pudieran exponer alguna cuestión que pudiera afectar a la comunidad: robos, incendios, pérdidas de perros, etc. El grupo está formado por 180 vecinos.

Grupo de WhatsApp

Gloria comenta que tras los últimos robos han comenzado a incrementar la prevención. Por un lado, cualquier sospecha de persona o vehículo se pone un mensaje en el grupo. Si las sospechas son muy fundadas, avisan a los cuerpos policiales. Por otra parte, las personas que sacan a los perros por la zona boscosa vigilan también si hay alguien sospechoso, mientras que las que lo hacen por la urbanización controlan los coches y a las personas. Hace unos meses hubo dos intentos de robo y uno consumado. Y eran dos personas.

Tras el último robo hablaron con la concejala Sonia Orts explicando los hechos y quejándose que nunca veían a las patrullas policiales. «Desde la llamada sí que se ven, tanto de la Guàrdia Urbana como de los Mossos d’Esquadra».

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