Condenado un jardinero por abusar sexualmente de una compañera de trabajo en Tarragona

El hombre trabajaba para una empresa, que estaba subcontratada por el Ayuntamiento

28 septiembre 2024 19:31 | Actualizado a 29 septiembre 2024 07:00
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Pagar una multa de 2.100 euros. Es la pena que le ha sido impuesta a un jardinero por haber abusado sexualmente de una compañera de trabajo en Tarragona. Además, la tendrá que indemnizar con 500 euros, según al sentencia emitida en su día por el Juzgado de lo Penal número 2 de Tarragona y que ahora ha sido confirmada por la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Tarragona.

El acusado, con antecedentes penales, a principios de 2015 trabajaba, al igual que la víctima, para una empresa de jardinería. Esta estaba subcontratada por el Ayuntamiento de Tarragona para atender las necesidades de la ciudad.

Así, cada mañana, desde la nave de la empresa, los trabajadores salían a desempeñar las tareas que el encargado les había encomendado. Lo hacían generalmente en grupos de tres personas, que iban a bordo de un camión de tres plazas o en grupos de dos en una furgoneta. Por ello, no resultaba extraño que condenado y denunciante coincidieran en el mismo vehículo, o se les asignara el mismo lugar de trabajo.

Actitudes sexuales

En este escenario, a partir de enero de 2015 y hasta septiembre de 2017, en varias ocasiones el acusado, sin contar con la aprobación de la víctima, tuvo con la misma actitudes explícitamente sexuales.

En una ocasión, cuando ambos se encontraban trabajando en el Parc de la Ciutat, el acusado se abalanzó sobre la mujer y la abrazó. Ella le recriminó la acción y el hombre contestó que no se escaparía de él. En otro momento, mientras estaban en el Parc de la Presó, él le dio una palmada en la nalga, hecho que repitió en otra ocasión posterior. Ella se lo recriminó.

Tocamientos

Cuando iban en el vehículo de la empresa para prestar servicios en el Barri dels Músics, el encausado tocó los pechos de la mujer. Igualmente, en varias ocasiones, mientras estaban trabajando, se le acercaba por detrás y le daba besos en la mejilla, manifestándole él en una ocasión que porque estaba casada, que si la hubiera conocido antes o se casaba con él o la mataba.

Igualmente, el procesado le enviaba mensajes de móvil con emoticonos de labios, le quiso regalar una pulsera –que ella rechazó– y quiso llevarle comida a casa.

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