El apuñalamiento de un hombre el pasado sábado por la tarde en Torreforta no fue una casualidad. «El atacante no ve bien que yo, de origen marroquí, salga con un español. Y así nos lo ha hecho saber repetidamente», asegura la hermana de la víctima, que al igual que su pareja y que su hermano han recibido amenazas, tanto verbales como escritas. El mismo día que pasó a disposición judicial y el juez le impuso una orden de alejamiento, se la saltó y volvió a ser arrestado.
El detenido, desde el mes de marzo, ha estado enviando mensajes a través del Messenger a la pareja de la mujer. «Vamos a quedar tu y yo cara a cara», le dijo en uno de los mensajes.
«A mí me paró en la escalera para decirme que todavía estaba a tiempo de hacer las cosas bien, que me tenía que casar con uno de los nuestros –musulmán–, que valía más que estar con un español», comenta la mujer. Añade que tiene grabaciones en las que el acusado confiesa «que ha rajado a más de un payo por ir con moras».
Tanto el herido como su hermana han nacido en España y hablan un perfecto catalán, igual que su madre. Esta familia vive en el mismo rellano del bloque que el acusado.
La agresión sel sábado
El detonante de este asedio fue lo ocurrido el pasado sábado. Todo comenzó a las nueve de la mañana cuando la víctima comenzó a recibir WhatsApp –más de diez– del acusado, recriminándole el hecho de que su hermana estuviese con un cristiano. El receptor de las misivas le contesto que él no tenía porqué interferir en eso y que era la vida de su hermana.
Cuando la víctima estaba en el gimnasio, se presentó el encausado. Y para que le dejaran entrar se hizo pasar por un familiar. Para evitar problemas en el interior del local, salieron fuera. El agresor dio puñetazos a la víctima e hizo gestos de sacar algo del bolsillo. «Mi hermano se alteró», reconoce la mujer, que añade que el agresor le dijo: «Que sepas que he roto la puerta» del piso donde vive.
A raíz de la afirmación, sobre las once y media de la mañana, la víctima llamó a la Guàrdia Urbana para dejar constancia del ataque y de los daños en la puerta. El hombre subió al vehículo policial y se dirigieron al domicilio para verificar los daños. Después de comprobar que eran ciertos, los agentes comenzaron a buscar al individuo por el barrio. Dijeron a la familia que si lo veían, que les avisaran.
Mientras, la hermana del agredido se fue a hablar con la madre del acusado para parar aquello: «Le expliqué lo que había hecho su hijo, que ellos no querían perder tiempo en juicios y que se hiciese responsable de los daños».
Al rato apareció el agresor en la calle, regresando a su casa. La mujer le recriminó haber causado daños en la puerta y haber atacado a su hermano. «Me dijo que callase, que era una puta y una infiel». Su pareja se acercó porque tenía miedo de que la agrediera «y le dijo en tres ocasiones que lo mataría».
Al grito de «Alá es grande»
El agresor subió a su piso y bajó con un cuchillo de unos 20 centímetros. Intentó atacar a la pareja de la mujer mientras le decía, en árabe, «Alá es grande». Ella se acercó para evitar la agresión «y entonces me intentó atacar a mi. Yo iba con una chanclas y resbalé en la acera.
Y entonces se interpuso mi hermano para evitar la agresión». Fue entonces cuando le clavó el cuchillo en la espalda mientras repetía que «Alá es grande» y que era «un infiel». Seguidamente, al atacante subió a su casa, que es donde lo detuvo la Guàrdia Urbana sobre la una de la tarde.
El herido fue evacuado en ambulancia al Hospital Joan XXIII, donde le pusieron tres puntos de sutura en la espalda. También fue atendida su hermana de un ataque de ansiedad.
Detenido de nuevo tras salir del Juzgado
El lunes por la mañana, el detenido pasó a disposición del Juzgado de Guardia de Tarragona, donde también declarados los dos hermanos y la pareja de ella. El encausado se negó a responder a las preguntas del fiscal y de la jueza.
Al final del interrogatorio reconoció que había «algunas cositas» con los denunciantes pero negó cualquier ataque con el cuchillo, sin dar una explicación de las heridas que presentaba la víctima. Sí que reconoció que iba «empastillado y bebido».
El juez fijó la fecha del juicio para octubre de 2025 e impuso al acusado una orden de alejamiento que le prohíbe comunicarse y acercarse a menos de 250 metros de las tres personas. Y ello porque la jueza considera una agresión «totalmente desproporcionada y gratuita» ya que utilizó el cuchillo en mitad de la calle.
Y el acusado tiene una actitud «totalmente obsesiva y descontrolada» hacia los denunciantes. El hombre cuenta con antecedentes penales. «Por ello, es de presumir que pudieran reproducirse episodios similares», recalca la jueza en su auto.
A la medianoche del mismo día, los Mossos d’Esquadra volvieron a detenerlo por haberse saltado la orden de alejamiento ya que había vuelto a casa de sus padres. El martes volvió a pasar a disposición judicial.
Detenido de nuevo tras salir del Juzgado
El lunes por la mañana, el detenido pasó a disposición del Juzgado de Guardia de Tarragona, donde también declarados los dos hermanos y la pareja de ella. El encausado se negó a responder a las preguntas del fiscal y de la jueza. Al final del interrogatorio reconoció que había «algunas cositas» con los denunciantes pero negó cualquier ataque con el cuchillo, sin dar una explicación de las heridas que presentaba la víctima. Sí que reconoció que iba «empastillado y bebido».
El juez fijó la fecha del juicio para octubre de 2025 e impuso al acusado una orden de alejamiento que le prohíbe comunicarse y acercarse a menos de 250 metros de las tres personas. Y ello porque la jueza considera una agresión «totalmente desproporcionada y gratuita» ya que utilizó el cuchillo en mitad de la calle. Y el acusado tiene una actitud «totalmente obsesiva y descontrolada» hacia los denunciantes. El hombre cuenta con antecedentes penales. «Por ello, es de presumir que pudieran reproducirse episodios similares», recalca la jueza en su auto.
A la medianoche del mismo día, los Mossos d’Esquadra volvieron a detenerlo por haberse saltado la orden de alejamiento ya que había vuelto a casa de sus padres. El martes volvió a pasar a disposición judicial.