Las autoridades de Islandia declararon este martes el estado de emergencia por una erupción volcánica cerca de la ciudad de Grindavik, un pequeño municipio pesquero de la península de Reikjanes, a unos 60 kilómetros Reikiavik, la capital. El brote de magma ha sido precedido de una serie de terremotos en el cráter de Sundhnjúka, por lo que se ha decidido evacuar toda la zona. El cercano aeropuerto internacional de Keflavik permanecía abierto, aunque con numerosos retrasos. La lava no surge de un cráter, sino de una fisura sobre la tierra que ya alcanza los cuatro kilómetros. No tiene la explosividad de erupciones anteriores, pero sí hay peligro por la emisión de dióxido de azufre.
En un primer momento se temió la repetición de una crisis en el tráfico aéreo mundial como la de 2010, cuando la gigantesca columna de humo y ceniza lanzada al aire por otro volcán islandés, el Eyjafjallajökull, provocó la suspensión de casi 100.000 vuelos entre abril y agosto. Por ahora, esta nueva actividad volcánica solo ha causado retrasos. Además, la erupción se ha estabilizado cuatro horas después de su inicio, lo que, según sismólogos islandeses, puede ser una señal de que su actividad solo durará entre «cinco y diez días».
La longitud estimada de la fisura es de unos cuatro kilómetros, considerablemente superior al de anteriores erupciones, y la velocidad del flujo de lava es de entre 100 y 200 metros cúbicos por segundo, lo que supone también un notable incremento en comparación con otras erupciones ocurridas en la península durante los últimos años.
«Ha comenzado una erupción cerca de la ciudad evacuada de Grindavik. Nuestras prioridades siguen siendo proteger vidas y la infraestructura. Defensa Civil ha cerrado la zona afectada. Ahora esperamos ver qué nos deparan las fuerzas de la naturaleza. Estamos preparados y permanecemos vigilantes», publicó el presidente del país, Gudni Johannesson, en su cuenta de la red social X, antes Twitter.
Caos aéreo en 2010 Todo el planeta se ha girado hacia este cono volcánico de Islandia. El tráfico aéreo mundial tiene reciente el recuerdo de otro volcán de este país nórdico, el Eyjafjallajökull. Su erupción en abril de 2010 lanzó una columna de humo que se elevó once kilómetros y expulsó al aire 250 millones de metros cúbicos de ceniza. Entre la primavera y el mes de agosto, cuando la erupción cesó, hubo que interrumpir cerca de 100.000 vuelos.
Por el cielo islandés pasan muchas rutas aéreas internacionales. Los aviones de Europa a América del Norte optan por trayectos muy al norte. Si esta nueva erupción llena el aire de ceniza podría repetirse la situación, aunque en 2010 las circunstancias eran distintas: la actividad el volcán se originó bajo una masa helada. La interacción entre la lava y el hielo provocó la eyección de una enorme cantidad de partículas. Eso sí, si en esta ocasión la actividad volcánica se extiende hasta el mar, el riesgo para el tráfico aéreo aumentaría por la más que probable columna de humo y ceniza que surgiría.
🌋Es hipnótico y fascinante el poder que tiene nuestro planeta🌋 No dejarán de apasionarme estos fenómenos. #Islandia #Volcán pic.twitter.com/SyPg7Z0cGn
— Manu Carbajo (@Karbajo) December 19, 2023
Desde octubre se han registrado varios terremotos en la zona, lo que ya anticipaba una gran erupción. Las autoridades habían evacuado el pasado mes a 4.000 habitantes de Grindavik y habían cerrado el cercano spa turístico de Blue Lagoon. De momento, ninguna persona ha resultado afectada. En cualquier caso, el Ministerio de Medio Ambiente ha pedido a las poblaciones cercanas que permanezcan en sus casas ante la previsión de que el viento arrastre ceniza y toxinas.
Por su parte, el ministro de Exteriores islandés, Bjarni Benediktsson, aseguró que no se han interrumpido vuelos ni hacia ni desde Islandia, y que el tráfico aéreo internacional permanece abierto.
Según datos de la Oficina Meteorológica de Islandia, la actividad sísmica se está desplazando hacia el sur, por lo que la erupción podría extenderse en la dirección de Grindavik. La península de Reikjanes ha sufrido en los últimos años varias erupciones en zonas despobladas. En marzo de 2021, surgieron fuentes de lava. La actividad volcánica en la zona continuó durante seis meses ese año, lo que llevó a miles de islandeses y turistas a visitar el lugar. En agosto de 2022 se produjo una erupción de tres semanas en la misma zona, seguida de otra en julio del mismo año.
«Ningún país está mejor preparado para los desastre naturales que Islandia», declaró en noviembre la primera ministra, Katrín Jakobsdóttir. Allí conviven con la actividad volcánica. En esta zona del planeta está en marcha un proceso geológico que va separando la placa tectónica norteamericana de la euroasiática. Se ha abierto una fisura en el lecho marino, a miles de metros de profundidad, pero sus efectos se notan en la superficie terrestre. Y está partiendo Islandia en dos.