Sin coches en los arrabales de Reus

El Ayuntamiento cierra un tramo del Raval de Robuster y el de Sant Pere por un día. El corte genera debate: los comerciantes de la zona no quieren ni oír hablar de perder tráfico, que les da visibilidad; entre los peatones, división

22 septiembre 2024 16:21 | Actualizado a 23 septiembre 2024 07:00
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Un tramo del Raval de Robuster y el Raval de Sant Pere de Reus se cerraron ayer al tráfico rodado. Fue puntualmente, tan solo por unas horas, durante el Día Sin Coches. Pero, ¿y si siempre estuviesen así? No hay ningún cambio previsto para esta zona concreta de la ciudad, aunque el gobierno –el anterior y el presente– sí está apostando fuerte por sacar del centro los vehículos a motor, como se ve en el Raval de Santa Anna.

Los comerciantes del tramo en el que se desarrolló ayer el corte no quieren perder la circulación de coches. «Es justamente lo que nos da visibilidad», defienden. Entre los peatones, diversidad de opiniones: los hay que admitirían que se aplicasen restricciones flexibles mientras otros defienden que el coche es necesario.

«Si algún día se propusiese, habría que valorarlo y mirarlo. Pero creo que aquí no iría bien quitar los coches y no veo un beneficio en que esto fuese peatonal; no hay cultura de que el arrabal sea para pasear», opina Míriam Sánchez, al frente de la tienda Rockillos, preguntada por ello.

La circulación de vehículos, añade, «supone público. La gente nos dice ‘pasé por ahí y te vi’», añade. Y lamenta, como el resto, la repercusión del desmantelamiento de la zona azul de la Riera Miró para construir La Hispània. «Nos traía mucha gente que venía de Tarragona y subía por aquí, pero ahora aparcan en la Llibertat», dice.

Como último recurso, los comerciantes confían en que el Ayuntamiento se apresure con las obras del aparcamiento subterráneo de La Hispània –con tres plazas y 340 plantas–, aunque «no será lo de antes».

Desde la Ganiveteria Cavallé, un negocio histórico que se prepara para echar el cierre, Lourdes Cavallé piensa igual: «Yo ya dejaré esto atrás, pero es verdad que por los arrabales no pasea mucha gente y los coches dan vida. Y el autobús trae hasta aquí a los vecinos de los barrios. Si desapareciese eso, esta parte de Reus quedaría muerta».

El punto de vista es, podría decirse, unánime. «Con los comercios que hay, que pasen coches va bien porque da visibilidad. Si hubiese más comercio, mira. Pero no es el caso», apunta Francisco Pacheco tras el mostrador de la zapatería D2. Los semáforos que dan a la plaza de la Sang también ayudan. Pero vuelve a emerger el problema de la desaparecida zona azul. «A toda esta área nos ha ido bastante mal que la quitaran», especifica.

Y Francesca Duque, que pilota La Duquesa Cupcakes desde hace 12 años, coincide con todos ellos. «Si no me ven en coche, no me ven», afirma. Sobre el parking, comenta que no todo el mundo está dispuesto a dejar el coche en un subterráneo y que la zona azul «nos iba muy bien. A mi tienda venía gente de Tarragona o de Cambrils que ya no lo hace. Se ha notado muchísimo».

¿Y a los peatones, qué les parecería un permanente Día Sin Coches en estos dos arrabales? «Lo ideal sería que hubiera menos coches y más bicis. Pero hay que ser pragmático y eso implica medidas flexibles para que todo el mundo estuviera bien», señala Cristina García, que ayer paseaba por allí.

Otra viandante, Cristina García-Cuenca, también se pronuncia: «Yo no querría que se cerrase al tráfico. Yo vivo aquí y necesito usar el coche».

Lo que sí pacificará de forma inminente el Ayuntamiento es la calle Ample y el entorno de la plaza del Condesito. La actuación dará continuidad a la de la plaza del Víctor. Quedará así: cerca de un 63% del espacio será para el peatón, frente al 26% que se lleva el coche.

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