«Nos sentimos abandonados. Aquí se quita un sitio de droga y al día siguiente ya se ha puesto otro, y no pasa nada», lamenta el presidente de la Associació de Veïns I de Maig, de Mas Pellicer, Eduardo Navas. Hace poco más de una semana, Mossos d’Esquadra desmantelaron el que consideraban el principal punto de venta de estupefacientes en el barrio. El golpe al grupo criminal que lo gestionaba se saldó con cinco detenidos. «Si se acometen operaciones policiales y el problema no acaba, es que algo está fallando», apunta Navas.
Fuentes de la policía catalana consultadas explican al Diari que, en los últimos tiempos, «se han llevado a cabo muchísimas actuaciones en casas y en pisos relacionadas con la marihuana». Esto ha provocado que quienes se dedican al negocio de la droga busquen «espacios fuera del barrio y en entornos no habitados». Mossos admiten que en Mas Pellicer «aún hay algunos puntos de venta» y «cuando tenemos información, actuamos», destacan.
Los vecinos vinculan el tráfico de estas substancias con las ocupaciones. Reiteradamente han denunciado que ya no se producen nuevas entradas a la fuerza porque no quedan viviendas vacías. La mayoría de los domicilios en los que viven ocupas son de Habitatge. La tardanza en adjudicarlos cuando se produce un desahucio favorece que vuelvan a reventarlos y «además de la policía, es importante que actúe la ley». «La droga se vende en pisos ocupados. Los hay así desde hace ya más de cuatro años», precisa Navas. El líder vecinal comenta que «todo el mundo lo ve y lo sabe» y que se trata «tanto de gente de aquí como de fuera», que «se reparten las tareas», aunque prefiere no dar más detalles.
En la zona preocupa principalmente la marihuana. «Nos consta que hay plantaciones» y «pese a que ya no sabemos exactamente cuántas son, sí que vemos que es una cosa que va en aumento», añade Navas. El barrio, que tiene unos 4.200 habitantes, ha dado la voz de alarma sobre esta cuestión muy frecuentemente, alertando de que «el hecho de que la droga sea tan visible arrastra a los jóvenes, que pueden interpretar que es una salida a su alcance».
¿Cómo solucionarlo? El presidente de I de Maig se reafirma en una percepción que va camino de ser histórica. «En el barrio, nos sentimos abandonados», dice. Navas asegura que la comisaría de proximidad de la Guàrdia Urbana con la que cuenta Mas Pellicer «no funciona» y «se ha reemplazado por la unidad móvil». La policía local cerró estos dispositivos fijos coincidiendo con el estado de alarma y no los recuperó hasta hace pocos meses, momento en que incorporó una furgoneta que recorre la ciudad realizando funciones similares.
El Ayuntamiento niega que la comisaría no preste servicio. La cuestión es complicada de comprobar porque los agentes no tienen por qué estar permanentemente dentro del edificio. «Todo esto pasa porque es Mas Pellicer, pero en el Mercadal nunca se permitiría», critica Navas, que pide «recursos para sacar la droga de aquí».
Cae un grupo criminal con más de 100 dosis preparadas
Este 20 de julio, los Mossos d’Esquadra desarticularon un grupo criminal responsable de un punto de distribución de cocaína y heroína. La banda tenía ya preparadas más de un centenar de dosis. La policía catalana considera este el grupo más importante que comercializaba estupefacientes en Mas Pellicer. La investigación había empezado en abril. Durante semanas, los agentes pudieron comprobar que la banda, con antecedentes policiales, estaba modificando su modus operandi para desvincular los jefes, un matrimonio, de los vendedores a pie de calle. Además, los Mossos observaron que, para evitar la acción policial, los traficantes utilizaban a personas drogodependientes y cambiaban a menudo de ubicación del punto de venta. Pese a las medidas adoptadas por el matrimonio, la policía relacionó una decena de decomisos de dosis de cocaína y heroína hechos a compradores con el grupo criminal. Por otro lado, los investigadores también ubicaron una plantación de marihuana en una finca propiedad de los mismos jefes del grupo en Reus.