«Si sigue peligrando el agua así en los pueblos, la gente se irá a las grandes ciudades»

Priorat y Baix Camp extreman medidas para sobrevivir a la escasez en medio de una ola de calor. Los municipios, preocupados al pagar a «fondo perdido» el garantizar el servicio básico

31 julio 2024 21:30 | Actualizado a 01 agosto 2024 07:00
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«Nosotros seguimos fatal». Así de conciso es el payés de Torroja del Priorat Jordi Aixalà, del Celler Aixalà i Alcait. Hace un mes contaba al Diari cómo le iba la cosecha y al interesarnos por cómo evolucionaba su situación, repetía: «Hay más plantas muertas y la previsión es que vaya peor que el año pasado, llevamos tres años así y sigue sin haber agua en el pantano». Expone que el negocio da trabajo a cinco familias aparte de la suya y que «todo pende de un hilo». «No hay solución a la vista y no podemos esperar a 2027 a tener riego, necesitamos agua ya». Precisan de una «acción directa».

Desde Bellmunt del Priorat, Josep Ramon Sedó, un payés que trabaja la viña, tercia: «Las fincas que tengo en Bellmunt todavía aguantan, pero las de La Vilella Baixa, no están tan bien». Reflexiona sobre muchos payeses que han gastado sus ahorros y solo queda que a uno lo arrope la familia. «La ayuda de 2023 aún fue útil –reconoce– pero quienes tienen un monocultivo o una finca donde la sequía es grave... Es que se quedarán sin sustento».

Con estos testimonios, se refleja una ínfima parte de cómo lo está pasando el Priorat, comarca en la que extreman medidas para sobrevivir a la escasez en plena ola de calor. Los ayuntamientos, por otro lado, se muestran preocupados al pagar a «fondo perdido» el tener que garantizar un servicio esencial. El alcalde de Cabacés, por ejemplo, confirma que la comarca vive una situación «grave». «Falta agua y hace tiempo que invertimos recursos en mitigar la sequía, exigimos medidas contundentes a la Generalitat, pues hay una extrema necesidad de agua», sostiene. Peligra, dice, el consumo de boca y se encuentran con la mayoría de balsas contra incendios vacías. Como otros municipios, funcionan con cubas y han tenido que suspender sus fiestas.

En materia de incendios, esta semana se ha dado por extinguido el de La Figuera y, por entonces, su alcaldesa, Marta Camp, explicó al Diari que «el estrés hídrico es destacable y la tendencia a que haya incendio, altísima». En esta misma línea se pronuncia, por su parte, la alcaldesa de Cornudella de Montsant, Meritxell Cardona, que defiende que hay que sensibilizar a visitantes del territorio y turistas para evitar riesgos. «A pesar de que nos encontramos a mucha gente concienciada, nuestra realidad climática tiene que darse a conocer, por aquí pasan muchas personas con autocaravana y deportistas, hay que informar de consumos de agua y no hacer fuegos», señala. También aporta que han activado refugios climáticos –la piscina municipal y la sala de exposiciones– ante la subida extrema de las temperaturas.

El alcalde de La Bisbal de Falset, Òscar Vidal, siente que la Generalitat «nos ha abandonado» y afirma que toda infraestructura (analíticas de agua incluidas) para paliar la sequía, para regar y beber, las están pagando de su bolsillo. «No hay agua en los pozos –dice– y nos hemos conectado a una toma de la Xarxa de Rec Garrigues Sud, cuya analítica está pedida y aún esperamos».

En el Baix Camp, el asunto tampoco va viento en popa. El alcalde de Alforja, Joan Josep Garcia, detalla: «A pesar de haber llovido algo este año, los acuíferos están casi secos, a 2,5 metros no hay agua y a 150, no hay calidad, es más turbia, con nitratos y substancias que requieren de análisis». Tienen, eso sí, un alto porcentaje en lo que a ahorro de agua se refiere (86 %), sin fugas. No les falta agua de boca y eso es gracias a las ocho cubas diarias que traen al municipio. «Nosotros sufragamos el coste, a fondo perdido, 2.500 € al día, y si eso se multiplica, se ve claramente que afectará a las arcas municipales», expresa. También incide en que, si sigue peligrando el agua así en los pueblos, «la gente se irá a las grandes ciudades».

Los municipios habilitan refugios climáticos y se costean cubas para que no falte agua de boca

Los Mossos d’Esquadra detuvieron ayer en La Figuera (Priorat) a un hombre (22) como presunto autor del incendio forestal que quemó, entre este domingo y el lunes en el municipio, un total de unas 17,3 hectáreas, la mayoría dentro del Espai Natural Protegit del Pas de l’Ase, según datos de los Agents Rurals. Los Mossos realizaron, por su parte, tareas de control de los accesos durante las tareas de extinción y, en un determinado momento, tuvieron conocimiento de que en una barraca próxima al municipio y, en la carretera T-730, había restos de una hoguera de alguien que podría haber pernoctado. Está previsto que el acusado pase a disposición del juzgado de guardia de Falset en las próximas horas. -ACN

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