Casi cinco años después de haberse empezado a mencionar, el grueso de la reordenación del mapa sanitario reusense culminó este 1 de marzo con la absorción, por parte de la Generalitat, del Hospital Lleuger de Cambrils, el CAP de Riudoms, el de Vandellòs-L’Hospitalet, el de La Selva y el Marià Fortuny de Reus. El traspaso de la atención primaria que hasta el momento dependía de la estructura del Ayuntamiento pone el broche a una compleja operación de redistribución de sociedades y fundaciones encabezada por el Hospital Universitari Sant Joan de Reus.
Fuentes del Departament de Salut consultadas al respecto indican que lo único que todavía queda pendiente de completarse es la disolución del Laboratori de Referència y la de Ginsa, aunque esta última estaría ya prácticamente lista.
Sobre qué ha ganado la ciudad con todo ello, el concejal de Salut, Òscar Subirats, explica que «se ha logrado que la administración que tiene la competencia de prestar la atención sanitaria sea la propietaria del servicio en Reus, así que ha ganado mucho», y precisa que «eso ha traído unas garantías y toda una consolidación que desde una gestión municipal no se podía acabar de asegurar del todo».
Subirats subraya que «teníamos dos grandes obsesiones: que el ciudadano no notase una diferencia negativa, y creo que eso se ha logrado; y que la plantilla quedase subrogada con los mismos derechos y las mismas condiciones y, a la vez, pudiese crecer en su carrera profesional, elementos que hemos conseguido estabilizar y que se cumplan». Entre el Hospital y el resto, alrededor de 2.400 profesionales habrán sido trasvasados.
Repartición de servicios
El más reciente paso de la reorganización ha consistido en la disolución de la Fundació Sagessa Salut, que se ha dividido en dos ramas. Su parte vinculada a la salud –aceleradores lineales y los cinco CAP– ha pasado a depender del CatSalut mientras que la vertiente social –dos CRAE y la gestión de residencias, además del Punt de Trobada del Camp– se quedan en el perímetro municipal, en la Fundació per a l’Atenció Social (FAS).
Al desenlace del proceso, la Generalitat ha asumido la actividad de atención sanitaria, tal como detalla Subirats, que se refiere al Hospital Sant Joan de Reus, el Hospital de Móra d’Ebre, los CAP, la Fundació per a la Investigació i la Prevenció del Càncer (FUNCA) y la Fundació de Recerca i Docència (FUNRED). El Ayuntamiento, por su lado, mantiene en su órbita el CMQ, la Fundació Educativa i Social (FES) y la FAS. El cambio de manos se ha hecho creando una nueva entidad de derecho público (EDP), Salut Sant Joan de Reus-Baix Camp, mientras que otra EDP, Salut Terres de l’Ebre, ha incorporado el Hospital de Móra.
Pese a todo, el concejal puntualiza que «la gran decisión no la hemos tomado ahora, sino en diciembre de 2019, y quedó plasmada en un papel». Se trata del modelo que el pleno del Ayuntamiento de Reus y el Consell de Govern de la Generalitat aprobaron simultáneamente y que desencadenó el proceso de traspaso del Hospital Sant Joan y del resto de entes. Coincidiendo con esto, se barajó una ampliación de la cartera de servicios del centro hospitalario, cuya concreción no ha trascendido. En este sentido, el Departament indica que, con el cambio, «se ha conservado lo que había», pese a que la puerta está abierta a alguna futura ampliación. También se apuntaló la presencia de la investigación y la universidad, y el concejal Subirats destaca que «sigue siendo el Hospital Universitari Sant Joan de Reus».
A lo largo de este tiempo, «lo que hemos estado haciendo ha sido, básicamente, ir ejecutando todo lo que ya habíamos acordado, con todas las complejidades que han planteado los plazos administrativos». El concejal apunta que «la impresión es ahora la de finales de 2019: tomamos un acuerdo y se firmó un convenio a través del cual se ha racionalizado todo el mapa sanitario de Reus y buena parte del Camp, y lo hemos hecho porque es la mejor decisión».
En esta misma línea, «no solamente me siento muy tranquilo, sino que también estoy muy satisfecho porque es una reparación histórica del CatSalut con la ciudad de Reus», expresa. Los movimientos con la Generalitat trajeron, en sus inicios, duras críticas relacionadas con una pérdida del control directo sobre el Sant Joan. «Afortunadamente, el Hospital no tiene ruedas y se va a quedar aquí, donde está», responde Subirats.
Impacto económico
El ejercicio 2020, fue el primero en cinco años que el Hospital cerró con superávit: resultaron ser 5,3 millones que permitieron volver a pagar las direcciones por objetivos (DPO) a los trabajadores. Los de etapas anteriores –2017, 2016 y 2015– habían llevado al Ayuntamiento a aportar recursos y terrenos y a echar mano de recursos de Gecohsa. Igualmente en el apartado económico, la salida del Sant Joan supuso hasta 54 de los 62,2 millones de deuda que redujo el Ayuntamiento en 2020.
Otra de las incógnitas que abrió el proceso sobrevolaba la viabilidad del CMQ separado del resto. En este aspecto, el concejal de Salut dice que «el CMQ, que como todos fue afectado por la Covid en cuestión de caída de actividades, está cogiendo su línea y está tirando adelante».
«Al CatSalut no le interesaba esta pieza y a nosotros, como Reus, nos interesa seguir ofreciendo este servicio a la ciudadanía», añade, y dice que «lo estamos gestionando y, además, con un proyecto alentador que es el traslado íntegro hacia el antiguo hospital porque eso nos permitiría crecer en metros cuadrados y en calidad asistencial». De hecho, la segunda fase del traslado ya «se está planificando».