Hace poco más de un año que el Centre Social El Roser de Reus aloja a personas en situación de exclusión de forma temporal. Hay 16 camas y, después de estos primeros meses, el consistorio ya tiene claro que el servicio hay que ampliarlo.
«Estamos al 100%», detalla la concejala de Serveis a les Persones i Drets Socials, Anabel Martínez, por lo que «queremos ampliar plazas» y así llegar a más gente. Para alcanzar este objetivo, el Ayuntamiento tiene dos proyectos encima la mesa: ampliar las camas disponibles en el centro social y, por otro lado, ofrecer viviendas compartidas para facilitar la inserción.
La previsión es que ambos proyectos se desarrollen este mandato. «El más inmediato será el de viviendas compartidas», avanza la concejala, que espera tener todos los detalles este mismo año. Todavía no hay fecha para su puesta en marcha, pero recalca que ya se está trabajando con la Generalitat de Catalunya. Y es que se trata de una prueba piloto bajo el paraguas del plan de sinhogarismo, del que Reus formaría parte.
Es lo que se conoce como Housing First, un modelo que pone la vivienda como punto de partida para trabajar la inserción de personas en situación de exclusión. «Habitualmente, empiezan con trabajos no cualificados, por lo que su sueldo no les permite tener una vivienda propia», recuerda Martínez. Es por este motivo que el consistorio quiere facilitar el acceso a un techo compartido «con otras personas que estén en la misma situación hasta que puedan ser autosuficientes», relata.
Como detalla el Departament de Drets Socials de la Generalitat, en este modelo se exige que el usuario destine un porcentaje de sus ingresos a gastos derivados del mantenimiento de la vivienda, mantener la convivencia vecinal y aceptar las visitas de seguimiento pactadas previamente.
En Reus, el modelo de vivienda compartida sería un segundo paso después de pasar por el servicio residencial de estancia limitada (SEREL) del Centre Social El Roser, ubicado en la carretera de Montblanc. Allí hay dos habitaciones con ocho camas cada una: una estancia para mujeres y otra para hombres. Los usuarios atendidos son mayores de 18 años y son personas que necesitan alojamiento temporal de urgencia.
«Normalmente es gente que está en la calle o que se ha quedado en la calle porque, en un momento dado, ha dejado de ser autosuficiente y necesita un apoyo adicional», detalla la concejala de Serveis a les Persones i Drets Socials, que recuerda que el servicio es de estada limitada.
Plan de inserción
Una vez la persona acepta acceder al servicio de alojamiento temporal de El Roser, se empieza a trabajar su inserción. Son usuarios derivados por Serveis Socials y con ellos se realiza un plan de trabajo adaptado a sus necesidades con el objetivo de mejorar su situación personal, tanto a nivel laboral como también residencial. «Se mira cuál es el punto de partida, qué capacidades tiene la persona» y, así, buscar una salida.
Además, «en El Roser también hacemos inserción laboral en el propio centro», recuerda Martínez. Es decir, según sus capacidades, pueden ser contratados a cocina, la despensa o en los servicios de duchas o lavadora. «Pero tiene que haber rotación», recuerda la concejala, y, ahora, «quedamos cojos». Es por ello que Reus quiere ampliar el servicio con viviendas compartidas. Esto supondría «un segundo paso intermedio para que las personas atendidas puedan dar el salto y volar». Y es que, «rehacer tu vida no se hace de un día para otro», subraya.
Pero esta no es la única fórmula que el Ayuntamiento estudia para ampliar el servicio de alojamiento temporal, sino que también se plantea aumentar el número de camas del SEREL. Todavía «estamos trabajando cómo podemos hacerlo», señala la concejala, con la intención de que sea una realidad este mandato.
Más de un 50% de los usuarios han encontrado un techo
Un total de 54 personas fueron alojadas en el servicio residencial de estancia limitada (SEREL) de El Centre Social El Roser entre noviembre de 2022 y noviembre de 2023. Un 91% (49) eran hombres y el 9% (cinco), mujeres, con una media de edad de 47 años. Son cifras del balance del Ayuntamiento de Reus del primer año en funcionamiento de este servicio de alojamiento temporal. La estancia media de los usuarios fue de 39 días y en un 53% de los casos pudieron encontrar una alternativa residencial, sea a través de alquiler o de su ingreso a otros servicios. Un 17% de las personas que salieron del SEREL fue por la finalización del plan de trabajo; un 15% por baja voluntaria y otro 15% por expulsión.