Integrantes de la Associació Diversitat Funcional Reus volvieron a concentrarse la mañana de este 20 de agosto a las puertas del Ayuntamiento de Reus para reclamar «una ciudad sin barreras».
El colectivo acumula ya años protestando por lo que considera un «agravio» respecto al resto de la población. Y lamenta que, cumplido el primer año del nuevo gobierno que encabeza la alcaldesa Sandra Guaita, «apenas arregló algunas calles y no ha vuelto a hacer nada más».
Pizarras de bares, mobiliario o contenedores de basuras, pero también baldosas en mal estado o autobuses a los que es complicado subir salen al paso de las personas con movilidad reducida a diario.
«Queremos pedirle al gobierno que no se olvide de las promesas que hizo, porque no las está cumpliendo», recuerda Julián Fuentes, presidente de la entidad. «Cada día abren establecimientos que no están adaptados para que podamos entrar y nadie les impide seguir así», lamenta. «Nos subieron los impuestos y esperábamos que sirviera también para solucionar cosas como estas», precisa.
Fuentes señala obstáculos en el centro, como «adoquines sueltos o plazas completamente ocupadas por terrazas», pero también en la periferia, donde «a veces, tenemos que bajarnos de las aceras». «Personas con bastones, andadores o sillas de ruedas no pueden salir con la ciudad así», destaca, y cuenta que el estado de algunas calles «deteriora las sillas» y «obliga a cambiar piezas varias veces al año».
Eduardo Navas, secretario de la Associació Diversitat Funcional Reus, critica el papel del gobierno: «No tiene en cuenta a toda esta gente».