Los retos de Reus del 28M: Más presupuesto, la Casa de la Festa y la apertura a los barrios

Las tres ideas generaron consenso en el debate del 28-M impulsado por El Círcol y el Centre de Lectura. El CAER, el Modernismo, los pasos de Semana Santa y Reus Plató, en el foco

09 mayo 2023 09:44 | Actualizado a 09 mayo 2023 09:55
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Cultura, educación y patrimonio ocuparon el centro de la primera sesión del debate del 28M organizado por El Círcol y el Centre de Lectura. Durante alrededor de dos horas, ayer, miembros de las listas de las seis formaciones con representación en el Ayuntamiento de Reus –Junts per Reus, ERC, Ara Reus, PSC, CUP y Cs– abordaron el modelo y la oferta cultural de la ciudad, el papel de las entidades o los sistemas de dinamización del patrimonio y su relación con la economía. La propuesta de recuperación del Centre d’Arts Escèniques de Reus (CAER), la apertura de la Festa Major hacia los barrios, el encaje entre la iniciativa pública y la privada o la cuenta pendiente de un espacio museístico para los pasos de Semana Santa, además de la promoción del Modernismo, el Bravium o el relanzamiento de Reus Plató, coparon buena parte de las intervenciones. En algunos puntos, pareció estar cerca el consenso: en la necesidad de aumentar el presupuesto para cultura o la conveniencia de dar lugar a una Casa de la Festa, los partidos acercaron posiciones.

Solo Ara Reus, con Daniel Rubio, y Cs, con Débora García, concurrieron con sus cabezas de lista. Dos de los ponentes, Josep Baiges –número 2 del PSC– y Aleida López –la 4 de la CUP– debutaban en el formato y se desenvolvieron con soltura. Y ERC llevó al concejal del ramo y número 2, Daniel Recasens; mientras que Junts per Reus sentó a Montserrat Caelles, tercera en la candidatura y que estuvo antes al frente de Cultura. Ambos defendieron la obra de gobierno.

El debate fue un test en vísperas del arranque de la campaña, con la sala de actos del Centre de Lectura cuajada de aspirantes y asesores. Cada uno trazó su estrategia. García pasó de puntillas por lo local, cargó las tintas en la cuestión lingüística y criticó el «monolingüismo catalán que tenemos a la práctica», insistiendo en una postura que despertó abucheos y provocó la intervención del presidente del Centre de Lectura, Lluís Miquel Pérez, para advertir de que «en esta casa defendemos la lengua, pero también respetamos las opiniones aunque no estemos de acuerdo».

Caelles fue la primera en buscar el cuerpo a cuerpo e interpeló directamente a Baiges, pero halló en él un rival de altura. Primero, le exigió tomar partido, precisamente, sobre el idioma: «Pido al PSC una apuesta decidida por el modelo lingüístico catalán». Y el 2 socialista recogió el guante: «Si no existiese ese compromiso, yo no estaría aquí. Defenderemos lo que haga falta desde Reus», dijo. Luego, los dos se enredaron con el CAER, que el PSC plantea reactivar. Caelles le afeó el coste del proyecto a inicios de los 2000 y su escaso legado. Baiges aclaró que los fondos volcados en el centro no fueron municipales y lo presentó como «una oportunidad de captar y retener talento».

Junts prometió más fondos para cultura –idea que perfilaron todos– y sugirió «un proyecto integral de feria de danza de km 0 cuya esencia inunde las calles», así como el impulso a Reus Plató. Reivindicó la calidad de las rutas turísticas y el valor del patrimonio modernista. Y el PSC destacó la alianza con las empresas, lo vital de «llegar a los barrios» –otro propósito más o menos conjunto en la mesa, como los siguientes– y la Casa de la Festa, que «debe ser una obligación para prestigiar los elementos», igual que «hacer algo con los pasos de Semana Santa y no dejarlos de un año para otro con una sábana».

Y ERC, que tenía el rol de sacar brillo a lo ejecutado, invitó a «mirar hacia adelante» para «ser un foco y recuperar parte de esta capitalidad». «Ante la nostalgia, transformación; y ante los eslóganes, hechos», dijo. Y apoyó su gestión en cifras como los 254 espectáculos que vivió Reus en 2022 o las 141 entidades culturales registradas. Abogó por la creación y las residencias artísticas y animó a tomar un acuerdo por la Casa de la Festa.

Ara Reus se mantuvo en el discurso en positivo y estuvo entre las formaciones con más propuestas concretas. «Hacer un sorteo de la Tronada entre los mayores de 16 años para que la disfruten desde dentro», un espacio para los pasos de Semana Santa, un plan anual de grandes exposiciones en los museos, una «bolsa de artistas locales» o una auditoría sobre el estado de salud de las entidades tras la Covid fueron algunas de las que mencionó su alcaldable, Daniel Rubio, que se mostró favorable al partenariado público-privado. Rubio insistió en el prisma municipalista y la atracción de recursos parejos a las competencias de los ayuntamientos.

En la CUP, Aleida López habló de la participación de la comunidad en la educación y señaló que «el gobierno entiende la cultura como mercancía y el presupuesto está supeditado a un ocio basado en gastar y consumir». «Cuando intentamos simplemente trasplantar la cultura a los barrios, no echa raíces», precisó, y apuntó que «hay que poner referentes culturales en los barrios, dotar los centros cívicos y reducir la burocratización». «Queremos revisar el patrimonio más allá del Modernismo», señaló y cuestionó la Capital de la Cultura Catalana que Junts exhibía como paradigma.

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