Un Outlet PC, una papelería, un almacén con los mejores vinos y licores, un restaurante glamuroso y un espacio con colchonetas para saltar. Podríamos estar hablando, perfectamente, del centro comercial de cualquier gran ciudad. Nada más lejos de la realidad, nos referimos a la nueva oferta de servicios de los polígonos AgroReus y Mas de les Ànimes.
Los polígonos de la ciudad están mudando la piel y cada vez hay más negocios que nada tienen que ver con la industria. Una tendencia que significa una evolución a espacios multisectoriales que engloban tanto la practicar padel, artes marciales, escalada o actividades comerciales.
Apostar por estos complejos es un nuevo modelo de negocio, una tendencia que va en aumento. Así lo afirma Aitor Díaz, copropietario de Crossfit Lambda de la calle Victor Català. Su hermano y él abrieron este centro de entrenamiento en el polígono AgroReus y han visto como el paisaje y la oferta se ha ido diversificando. «En cinco años se notó mucho el cambio de empresas, de lo que había a lo que estaba abriendo. Ahora, después de siete años, hay muchas opciones nuevas que se apartan de lo que era habitual cuando llegamos». Aitor se refiere a la oferta gastronómica y comercial de sus naves vecinas.
Aparcamiento y comodidad
A unos pocos metros de este ‘box’ de Crossfit, delante del Estadi del Reus Deportiu, encontramos el restaurante Pilpil y la tienda El Magatzem. Una doble apuesta de Xavier Nieto y Sónia Salas que llegaron al polígono hace seis años. Empezaron con una nave de distribución de la empresa Diene. Ahora cuentan también con estos dos locales colindantes dónde uno puede comprar los licores y vinos más exclusivos o comer en un espacioso y elegante restaurante.
«Vinimos en búsqueda de un espacio más grande que nos permitiera conectar con un paso de coches, cerca del centro, conocido, y con buena ubicación, porque se vincula con las carreteras de otros pueblos», explica Nieto.
¿Más ventajas? La facilidad de aparcamiento gratuito. Eso permite que sus clientes no se tengan que preocupar a la hora de dejar el coche. La misma opinión mantiene Marc Arina, encargado de Salting, un centro de ocio repleto de camas elásticas. Uno de los negocios más jóvenes de la zona.
El Salting Reus lleva tan solo un año en las inmediaciones de AgroReus y se abrió en el polígono porque, según Marc, «una nave como esta ofrece la comodidad de no estar dentro del núcleo urbano, tener un espacio grande muy poco habitual y aparcamiento gratuito».
Usuario adaptado
Desde el restaurante, el ‘box’ de Crossfit y el Salting coinciden en que el usuario se ha acostumbrado a buscar la oferta lejos del centro urbano de la ciudad. Según el encargado de Salting, esto se debe a que «muchas de las nuevas tendencias de ocio están subiendo en los polígonos. Las naves dan oferta a un espacio que no tiene cabida en una ciudad, donde ya está todo montado y cerrado. Responde a una opción de un ocio distinto, ya que antes el ocio era un privilegio, ahora es una necesidad».
En este sentido, los dueños de El Magatzem y el Pilpil señalan un pro y un contra de la ubicación «aquí no pasa gente de paso pero confiamos en que la gente se desplaza porqué esta ubicado en una zona de conexión de carreteras y con mucha movilidad. Esto permite que venga gente de Tarragona, Riudoms y pueblos vecinos de Reus». Para ellos, el aparcamiento fácil y gratuito es clave, ya que «permite cargar cajas de bebidas cómodamente y que los clientes del restaurante encuentren sitio sin perder tiempo».
Plena ocupación
En el primer semestre del 2019, Reus tenia 587 naves activas en los nueve polígonos de la ciudad. AgroReus se acerca al 100% de la ocupación, con 182 espacios activos. Le sigue el Mas de les Animes, colindante al primero, con 141. También se ha adaptado el polígono Dyna, situado en la calle Constantí, que entre sus 94 empresas cuenta con un espacio de alquiler de coches, dos recintos de padel o un karting.
Estas opciones de negocio no se podrían plantear en otras ubicaciones. Ya no solo por la disponibilidad de espacio, sino también de precio. La copropietaria de El Magatzem, Sónia Salas, opina que los precios son buenos si lo calculas en base al metro cuadrado, «así por menos precio de lo que te cuesta un local pequeño en el centro de la ciudad tenemos recintos con espacios muy amplios que son muy difíciles de encontrar».
Por ejemplo, la nave de Crossfit Lambda tiene 1100 metros interiores y 300 exteriores.
Desde el ‘box’, Aitor Díaz destaca la rentabilidad de poner un negocio en los polígonos. Por la diferenciación de la oferta y capacidad de abarque. Desde su perspectiva, se ha llegado a tal punto que son los propios polígonos los que se adaptan a otro tipo de empresas que nada tienen que ver con las industriales. En este sentido, lanza un mensaje clave de futuro «creo que va a ir más allá. Al final es sacarle provecho a algo que tenían olvidado que formaba parte de la ciudad. Ahora hay que querer darle un ‘boom’ y reconocerle el valor y el potencial». Una inversión que ya está hecha, pues el espacio y las naves ya existen. Según el crossfitero «simplemente hay que potenciar el polígono y, eso, tiene que nacer del Ayuntamiento».
A finales del 2017 un grupo de empresarios de los polígonos industriales reactivaba la Associació de Polígons Industrials de Reus (APIR) como síntoma de la reconversión de las empresas usuarias de los polígonos y las intenciones de seguir creciendo. Hoy podemos decir que este aumento y evolución no fue esporádica. Y es que el número no ha parado de crecer desde el 2013. Hace seis años el número era de 508. A fecha de hoy, hay 79 más.