La oficina de Correos de la plaza de La Llibertat de Reus lleva más de un año cerrada, cuando lo estimado por la empresa era reabrirla a principios de este año tras haber realizado unas obras de remodelación, enmarcadas en el nuevo patrón que se está implantando en toda Catalunya. Éstas, aseguran desde la empresa, «ya están acabadas» y, en estos momentos, están a la espera de que les concedan «algunas licencias para poder abrirla», expresan. Por lo tanto, «todavía no tenemos una fecha», aseguran.
El cierre de dicha oficina supuso que el grueso de la actividad en la ciudad se concentrara en las otras dos oficinas abiertas en la ciudad: la ubicada en el número 1 de la plaza de la Estació y la sucursal que está situada en la calle de Bahia Blanca. Las personas que estaban destinadas a Correos de La Llibertat, pues, tenían que desplazarse hacia dichas oficinas según cuál fuera aquella que le tocase. Dicho cambio supuso, por tanto, adaptaciones por parte de la ciudadanía.
Desde el barrio de La Pastoreta, la presidenta de la asociación vecinal, Puri Flores, lo comenta: «Sí que hemos notado más gente desde que cerró la otra delegación y, además, el protocolo Covid hace que se produzcan colas». Suelen producirse, sobre todo, «a primera hora de la mañana y durante el mediodía, colas que llegan hasta el final de la calle de Bahia Blanca», señala. Ahora bien, reconoce que «no duran mucho, son rápidas y las personas que trabajan allí, la verdad, es que son muy majas», dice.
Por otro lado y desde la Federación d’Associacions de Veïns de Reus, su presidente, Marcos Massó, expresa, a su vez, que los diferentes barrios, según ha observado, «ven con cierta extrañeza que se postergue tanto la reapertura y, simplemente, esperan que abra próximamente». «Si bien es cierto que, con la llegada de la crisis, el cierre se ha sumado a los inconvenientes que hemos tenido en general por la pandemia; la gente incluso se ha acostumbrado a ver la oficina cerrada y, en consecuencia, se dirige allá donde puede», resume.
La gran ventaja
Massó no ha registrado ninguna queja formal de ningún barrio y encuentra que la remodelación encierra una gran ventaja: «La adaptación para que personas con movilidad reducida puedan acceder a la oficina», acota.
Los trabajos de remodelación de la delegación, según el calendario estipulado, estaba previsto que duraran, prácticamente, un año y giraban en torno a tres máximas expuestas por Correos, que ponían el foco en la diversificación de los servicios, la internacionalización y una mejora de la eficiencia del servicio; y, cómo decíamos, mientras dicha oficina no estuviera operativa los envíos de los domicilios situados en los códigos 43201, 43202 y 43203 –que no se hubieran podido entregar a domicilio y que los destinatarios tuvieran que ir a recoger a la oficina–, se entregan en la de la plaza de la Estació, número 1. En el caso de los códigos postales de 43204 y 43206, se entregarían en la sucursal 1 de Correos, situada en la calle Bahia Blanca, 5-7.
En la primera localización y, como miembro del Comité de Huelga del pasado 20 de mayo en la plaza del Mercadal, el secretario general de la CGT, Pau Salvador, expresa que «la dificultad, en el caso de la oficina ubicada al lado de la estación de tren es el espacio; es reducido y afecta a la calidad del servicio».
Al igual que Massó, secunda que lo más importante de las obras es que todo el mundo tuviera acceso. «Los importante es la reforma que da más autonomía a las personas que no pueden utilizar las escaleras», destaca.
Por otro lado y ya relacionado con la concentración realizada en la ciudad el pasado mayo, en la que, además, anunciaron que habría algunas acciones reivindicativas más, Salvador, añade que «desde la última huelga, la empresa no ha movido ficha; desde CGT, hemos pasado una encuesta a las personas trabajadoras para saber cómo están los ánimos de los trabajadores de aquí y de la provincia, porque sabemos que hay problemáticas que se repiten en más lugares y que están relacionadas con las condiciones laborales», prosigue.
Y es que, en su día, los trabajadores que se manifestaron en dicha plaza expusieron su voluntad de poder tener «un servicio postal de calidad»; hablaron de un «desmantelamiento del servicio postal público, recortes de plantilla y la no contratación de personal eventual para cubrir bajas o vacaciones». Sobre dicho tema, Salvador atribuye que «el asunto está igual y, por ello, creemos que las encuestas nos darán cifras de cómo se encuentra la gente en el servicio, lo contemplamos como una medida de presión con la que animar a negociar a las personas que están al frente en Tarragona y Barcelona», declara.
En estos momentos, dice, «se están renovando las bolsas de trabajo y habrán nuevas contrataciones para este verano; se actualizan los datos; pero la situación de trabajadores en plantilla y temporales es la misma, hay mucha rotación y eso no ayuda».
Desde la empresa y a raíz de la concentración de mayo, desmintieron las acusaciones y reafirmaron la «calidad en el servicio», así como su «prestación en las mismas condiciones de equidad, accesibilidad y la no discriminación».