Hay comerciantes de Reus que apuestan por hacer el camino hacia la reforma horaria y lo hacen con la jornada intensiva. Ayuda a «conciliar, ahorrar en energía, diferenciarse de la competencia y adaptarse a las franjas de mayor afluencia de clientes», enumeran los comerciantes consultados. En los últimos 10 años, ese trecho lo han recorrido varios negocios por su cuenta y agrupados en asociaciones y gremios. Reus y consistorio, incluso, fueron banco de pruebas (2017) para europeizar horarios. Pero, ¿en qué quedó todo aquello? El Diari se ha hecho eco, desde entonces, de casos en los que comercios cerraban media hora antes de lo habitual con éxito e incluso de otros que, para ganar en eficiencia, abrían a horas convenidas. A pesar de todas estas acciones, la reforma generalizada no ha llegado a producirse nunca.
El presidente del Tomb de Reus, Jacint Pallejà, dice que cambiar una «dinámica tan clara es difícil y el horario partido siempre ha sido lo habitual». Preguntada por ello hace poco, Rosa Lucas, de La Unió de Botiguers, expuso que cambiar horarios es delicado: «Muchos somos autónomos y, a menudo, no tenemos personal suficiente como para establecer o fijar unos horarios conjuntos».
La concejala del área de Projecció de Ciutat, Noemí Llauradó, sostiene que «siempre nos hemos mostrado proactivos en materia de conciliación, es un objetivo de ciudad». «Hemos apoyado todas las iniciativas que han ido apareciendo con esta meta y seguiremos haciendo difusión, pero lo cierto es que el cambio no puede empezar solo a nivel institucional, sino que tiene que ser un pacto de país y afecta a muchos sectores», declara. Avanzar hacia un nuevo marco legal «sería una de las vías para regular el cambio».
Los negocios que han apostado por compactar horarios –a pesar de que el sistema no esté preparado para ello– buscan diferenciarse de su competencia. Así lo justifican desde Tecnik, en el arrabal de Robuster, donde venden artículos y equipos tecnológicos reacondicionados. La gerente de la tienda, Montse Blanco, dice que «nosotros aterrizamos aquí hace poco, abrimos de 9 a 16.30 h y lo elegimos así, sobre todo, porque queríamos diferenciarnos de las demás tiendas que, al mediodía, cierran». «En ese momento del día, los clientes aprovechan para pasarse por Tecnik al salir del trabajo, a preguntar por una pieza de recambio; es un momento tranquilo del día». La clientela «ya sabe qué horario haces y se organiza en función de eso». Este horario le ayuda a conciliar y es «un incentivo, pues tienes la tarde libre».
Antes de abrir, «pensamos en hacer horario partido, como la inmensa mayoría, pero haber arrancado así desde el inicio, hace que el público se acostumbre». «El ahorro energético fue otra de las causas por las que decidimos decantarnos por esta fórmula», declara Blanco.
Otros comercios, al llegar la pandemia, cambiaron sus horarios y al normalizarse las cosas, lo volvieron a adaptar. La encargada de la tienda Kilotela, Mª José Gómez, en la calle de La Amargura, así lo resume: «Con la Covid, abrimos de 9 a 16 h y al volver a la normalidad, como vimos que el asunto funcionaba, lo ampliamos un poco, dejando el de ahora, también compactado, que va de 10 a 18 h en días laborables y los sábados, de 10 a 13 h; nos va muy bien».
Un poco más lejos del centro, en la calle Escultor Rocamora, está Butis Ropa y Complementos, con Enrique Jiménez al frente: «Yo abro de 9.30 a 13.30 h, porque por la tarde ya no pasa nadie por esa calle; me adapto a cuando hay afluencia, pues la situación económica es complicada y aprovecho el tiempo que me queda libre para estar en mi otra tienda en la calle del Vent».