Ni ballada del elementos festivos enfrente del Santuari de Misericòrdia, ni actuación castellera de los Xiquets de Reus... El único acto habitual de final de fiestas que estaba previsto eran los fuegos artificiales, pero ni eso se pudo hacer, en este caso, por las fuertes rachas de viento que barrieron la ciudad durante todo el día, lo que hizo que ya a media mañana se optara por suspender el acto. Aun así, se abrió la posibilidad a que se realizase esta noche si la meteorología lo permite. Por otro lado, los ‘diables’ se atrevieron a realizar una bajada simbólica. A pesar de todo, fue la última tarde de Misericòrdia más atípica. Nada indicaba que se terminaban las fiestas. Solo unas pocas actividades se realizaron, como la muestra de elementos festivos en Cal Massó, la versión infantil en el Centre de la Imatge Mas Iglesias y la iluminación de la fachada del Gaudí Centre de color blanco y azul, en motivo de la festividad.
Los elementos expuestos
Pasadas las cinco y media de la tarde, las notas de la canción Festa Major –de la Trinca– que salían de Cal Massó indicaban que ese era uno de los puntos de la ciudad donde todavía se respiraba Misericòrdia. Y efectivamente, allí es donde se estaban realizando los últimos pases para disfrutar de la muestra de elementos festivos de la ciudad. En la entrada, se comprobaba que los asistentes estuviesen inscritos con antelación y se explicaba el funcionamiento de la muestra: primero, bienvenida musical de la mano de la formación Metralla, posteriormente, visita a la exposición y pasados unos minutos, cuando la música volviese a sonar, los asistentes tenían que abandonar las instalaciones para dar paso al siguiente grupo.
La tarde transcurrió tranquila, «tenemos grupos de diez personas como mucho. Normalmente, son muy puntuales, pero hoy el viento hecha atrás a algunas familias», explicaban desde la organización. Mientras tanto, iban repartiendo gel hidroalcohólico entre los asistentes a la segunda tanda de visitas, los de las 17.40 horas. Con la finalización de Festa Major, las dos familias inscritas a esa hora entraban en el interior de Cal Massó para disfrutar de los elementos del Seguici Festiu. «¡Mira que bien, la Mulassa es la primera!», exclamaban los miembros de una de las familias. Y es que ese es el elemento favorito de la hija mayor, que iba en brazos de su padre. «Este sería el primer año que ella sería más consciente de las fiestas porque el año pasado era demasiada pequeña, pero nos parece bien esta iniciativa de, al menos, poder ver los elementos. No se me acude otra fórmula», explicaba la madre de la pequeña. Por su parte, el padre también se mostraba ilusionado «porque no había entrado nunca en Cal Massó. Es también un doble aliciente».