El núcleo comercial de Reus tiene un centenar de locales vacíos

El Pallol y el arrabal de Jesús, las dos zonas más críticas, con menos de un 50 por ciento de ocupación

19 julio 2020 08:20 | Actualizado a 22 julio 2020 08:15
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El casco antiguo de Reus tiene un centenar de locales vacíos. Una panorámica que no es novedosa, sobre todo desde hace un par de años, aunque salta a la vista tras una pandemia mundial que frenó (y está frenando) la economía. Analizamos, entonces, los estragos provocados en el comercio local.

Entre la calle Llovera y Monterols encontramos 13 locales cerrados, ocho y cinco, respectivamente. Algunos han cesado la actividad de forma reciente, como es el caso de la firma Massimo Dutti, que el sábado levantó la persiana en la calle Llovera por última vez. La compañía mantendrá, aun así, su local en el Centre Comercial La Fira. Por su parte, en el paseo comercial El Pallol hay 12 espacios vacíos y uno, la zapatería Querol, que cerrará al acabar julio. Es una media superior al 50%, si la comparamos con los 12 negocios que, actualmente, siguen abiertos. La cifra sigue aumentando si nos centramos en el ‘Tomb de ravals’, que agrupa nada más y nada menos que 53 locales vacíos: 13 en el arrabal de Jesús; la misma cifra en el de Martí Folguera; 7 en el arrabal de Robuster –de los cuales dos están en venta–; 8 en el arrabal de Sant Pere; uno en el arrabal del Pallol y once en al arrabal de Santa Anna. Aquí cerrará la tienda Ricart Núvies, quien tras algo más de cincuenta años de negocio familiar tomaba la decisión de vaciar stock y cerrar pedidos para bajar la persiana. También en el arrabal, a finales de 2019, se anunciaba el cierre de la Casa Quintana, con 114 años de historia.

El consistorio pondrá en marcha los bonos comerciales en septiembre

Estos son datos recabados por el Diari, cuya suma da un total de 78 locales comerciales sin ocupar, a los que faltaría añadir los de las calles secundarias: como la calle de la Galera, la calle de les Galanes –donde cerró una zapatería y un local de nutrición deportiva– o la calle de Jesús. Sumando sus locales, nos acercamos al centenar.

Sobre el tema, la presidenta de Unió de Botiguers, Meritxell Barberà, y el presidente de Comerciants del Pallol, Pau Salvadó, coinciden en que dichas cifras son resultado de una suma de factores. «Es verdad que algunos no han podido continuar tras la Covid-19, pero muchos han aprovechado que se acercaba la jubilación para cerrar», señala Barberà. En esta línea, Salvadó asegura que «menos en un caso, los comercios que han cerrado en El Pallol ya lo tenían previsto antes». Así pues, señalan que la actual situación es resultado de una suma de factores acelerados por la pandemia.

Ambas entidades evalúan que la «falta de turismo» está marcando la diferencia respecto a otros veranos. «La debacle de ventas que estamos sufriendo es preocupante, pero no tanto como esperábamos. Esto se debe a que no hay visitantes», señala la presidenta de Unió de Botiguers, que especifica que «los turistas locales, de comarcas vecinas y del resto de Catalunya, no han bajado mucho, pero los extranjeros, directamente no vienen».

De igual manera lo señala el representante del Pallol, que valora que «cliente por cliente, hemos recuperado la compra anterior, pero echamos de menos al que viene de fuera, que aprovechaba para comprar al mediodía y éste ya no está». Preguntado sobre la valoración de comercios vacíos en este centro comercial al aire libre, Salvadó considera que «no es la mejor imagen comercial que podemos dar», pero se muestra optimista y esperanzado con el efecto llamada del hotel: «Aún queda la fase final para potenciar este centro, que llegará en un año junto al hotel y lo hará ir a más». Ambos agradecen el trabajo del consistorio para tratar de reactivar la economía local. Consideran, aun sí, que la campaña de turismo tendría que «haber llegado de cara el verano».

Ayudas para salvar la temporada

Los comerciantes, por su parte, consideran que el golpe ha sido «menos duro» de lo esperado. Las ventas han bajado, pero, contra todo pronóstico, están pudiendo salvar la temporada. «Antes de abrir, lo veíamos todo muy complicado, pero al final no lo ha sido tanto», señala Anna Amill, de la centenaria corsetería Amill. «De haber un nuevo confinamiento, tendríamos que volver a hacer malabares para llegar a fin de mes», dice. Desde Niepce, Dolors Busquets señala que el negocio se ha visto «muy afectado» por la cancelación de comuniones y bodas. «Muchos han decidido prescindir del reportaje fotográfico por motivos económicos», opina. Sin embargo, asegura que están afrontando «bien» la reapertura. Joan Díaz, del Bar Miami, ha visto evolucionar el arrabal Sant Pere. Subraya que el que los establecimientos cierren supone una «traba para el cliente, tiene que modificar rutas o marcharse a buscar otro lugar de referencia». El pastelero Albert Poy, de la Confiteria Poy, cree que «los comercios hemos sido extremadamente responsables». También remarca que «el Raval de Jesús ha cambiado, hay mucho local cerrado, la ciudad parece estarse vaciando poco a poco». Los comerciantes están a la espera de las ayudas del consistorio. La más esperada, la de los Bons Reus: un total de 400.000 bonos comerciales que costarán 20 euros y tendrán un valor de 30. Una iniciativa que, según el consistorio, daría un impacto inmediato de 1,2 millones de euros. «Nos interesaría que se aplicara cuanto antes, pero entendemos la complejidad de su gestión», señala Pau Salvadó.

Las asociaciones echan en falta una campaña de efecto llamada a los turistas

El concejal de Empresa y Ocupación, Carles Prats, no achaca los cierres sólo a la pandemia. «La rotación comercial se ha visto ampliada con el tiempo», aunque la situación «es parecida a la de hace un año», resume.

«A día de hoy, se decide más rápido si un comercio está siendo viable o no, se adecúan a la situación actual», dice. Preguntado sobre la necesidad por parte de comerciantes de los Bons Reus, Prats dice que «siempre y cuando la Covid-19 nos lo permita», éstos se activarían «en septiembre». El concejal recuerda la importancia del «Certificado de Calidad» del comercio que tiene Reus, «que pocas ciudades tienen», señala el edil.

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