Los restos hallados el pasado 10 de enero en una fosa del cementerio de Reus corresponden, sin ningún tipo de duda, a los del militante antifranquista Cipriano Martos. Así lo han confirmado los análisis de ADN que se les han practicado en los últimos días, después de que un primer estudio arrojase ya indicios ligados al sexo, la edad y la posición del cuerpo, así como muestras de una lesión que el activista había padecido en vida y una autopsia practicada en el momento del fallecimiento.
Cipriano Martos Jiménez (Maldonadillo, Granada, 1942 - Reus, 1973) había sido enterrado en secreto en una fosa del camposanto reusense tras morir por la ingesta de ácido cáustico durante los interrogatorios a los que fue sometido por la Guardia Civil, detenido mientras repartía propaganda contra el régimen. Su familia, con su hermano Antonio Martos al frente, llevaba 50 años buscándolo sin tener siquiera la plena certeza de que estuviera en Reus.
Antonio explicaba recientemente que «circularon todo tipo de bulos y uno era que la Guardia Civil había quemado el cuerpo y lo había arrojado al río Ebre, pero el Ayuntamiento de Reus nos mandó una carta indicando en qué fosa y a qué profundidad se ubica; y por eso pienso que le encontraremos allí». Las pruebas de ADN y antropológicas llevadas a cabo a través del Departament de Justícia han determinado que el de Cipriano era el cuerpo número 41 –precedido de 22 hombres, 17 mujeres y 2 neonatos– que se extrajo de la fosa 11-67 norte del cementerio de Reus, donde las excavaciones arrancaron a finales de diciembre primero con maquinaria y luego manualmente.
Esta es la veintena persona exhumada identificada en Catalunya desde la creación del Programa d’Identificació Genètica, en 2016. Los allegados de Cipriano Martos podrán ahora enterrarlo cerca de casa, en el cementerio de Huétor-Tájar, donde ya descansan sus padres.