El 75% de los alumnos de la Facultat de Medicina son de fuera de Catalunya

La mayor parte de los estudiantes vuelven a su ciudad, una vez finalizada su formación en la URV

14 diciembre 2018 07:45 | Actualizado a 14 diciembre 2018 07:48
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Las causas que explican la fuga de médicos en la demarcación de Tarragona centran el actual debate sanitario. Los responsables políticos aseguran que la falta de médicos podría llegar a ser un problema grave a corto plazo. El sector está alarmado. ¿Por qué no hay médicos si las facultades están llenas?

La respuesta es clara. El 75% de los alumnos de la Facultat de Medicina de la Universitat Rovira i Virgili –en Reus– son de fuera de Catalunya. De los 125 estudiantes que han entrado este año, unos veinte son del Camp de Tarragona y unos cinco de Lleida. El resto son mayoritariamente de la Comunidad Valenciana. También hay alumnos de Andalucía, de las Canarias o de Aragón. 

El principal argumento es la nota acceso al grado. «En Valencia hay menos universidades públicas y más privadas, lo que implica que la nota de corte es más alta en Valencia que aquí. Entonces, los estudiantes optan por desplazarse hasta Reus», explica Mireia García-Villarrubia, vocal del Co·legi Oficial de Metges de Tarragona, quien también fue alumna y ahora profesora de la facultad. Por su parte, Antoni Castro, decano de la Facultat de Medicina de Reus, reconoce que este fenómeno ocurre desde hace muchos años. «Es una carrera muy vocacional y al alumno de medicina no le importa moverse de un lado a otro», explica el decano. 

Los sindicatos creen que los alumnos no se irían si  las condiciones laborales fueran mejores

Además, el criterio de acceso a la universidad no es igual en Catalunya que en el resto de España. Los requisitos para entrar a la carrera son distintos. En el caso de Valencia, los estudiantes pueden examinarse en selectividad de matemáticas, física, química o biología, como parte específica. De estas cuatro, se cuentan las dos que mejor nota saquen. En cambio, en Catalunya, las matemáticas no entran en este paquete, lo que significa que los alumnos catalanes cuentan con una opción menos para sacar buena nota.

«No hay criterios uniformes. Es una pena que no se corten todos por el mismo patrón. No jugamos en igualdad de condiciones», asegura el decano Antoni Castro. Por su parte, Tani Francesch, delegada sindical de Metges de Catalunya, asegura que «se sospecha que fuera de aquí no hay tanta exigencia. O esto, o es que los alumnos valencianos son más listos que los catalanes». 

El problema real es que cuando los alumnos acaban su formación –seis años de grado y otros cuatro de especialización–, deciden volver a casa, en este caso a la Comunidad Valenciana. «Algunos deciden hacer la especialidad aquí, y otro prefieren irse a su casa, una vez acabado el MIR –el examen que se exige a los médicos–», explica Castro. Lo cierto es que tanto la universidad como los hospitales del territorio están formando a futuros médicos que no ejercerán su profesión aquí. Esto causa una especie de frustración, tanto a los profesores como a los facultativos que forman a los residentes en los hospitales. 

Para la universidad, el problema no es tanto que los alumnos sean de fuera de Catalunya, sino que no haya plazas de MIR suficientes para cubrir todos los estudiantes que acaban el grado. «Estamos generando más médicos que número de plazas hay. El resultado es una larga bolsa de facultativos en el paro», explica Castro. 

Formar a un médico, tanto a nivel universitario como hospitalario, cuesta mucho dinero

Mireia García-Villarrubia, vocal del Col·legi Oficial de Metges de Tarragona, acabó la carrera hace aproximadamente unos seis años. «La mayoría de veces, se respetaban más las fiestas de la Comunidad Valencia que las de Catalunya. Por ejemplo, durante las Fallas nunca nos ponían exámenes ni trabajos», recuerda, a modo de anécdota García-Villarrubia, quien ahora también es profesora de la Facultat de Medicina de la URV. «Empiezan a llegar alumnos de Castilla-La Mancha y del País Vasco también», explica.

«El ICS no es competitivo»
El Col·legi Oficial de Metges de Tarragona trabaja para acabar con esta fuga de médicos. Ahora, la institución da la opción de precolegiarse a los estudiantes de medicina. «Es una manera de hacer colaboraciones entre facultad y colegio, y además, intentamos así afianzar al alumno», explica García-Villarrubia, quien añade que «el precio es reducido e incluye formación». 

El colectivo de médicos cree que hay otras maneras también de amarrar a los alumnos y que no vuelvan a su ciudad. «Si las condiciones laborales fueran atractivas, los estudiantes se quedarían. Es una profesión muy vocacional y por lo tanto no les importaría quedarse aquí a vivir», opina el decano. 

En la misma línea se encuentra el sindicato Metges de Catalunya. «El Institut Català de la Salut (ICS) –la empresa pública que presta servicios sanitarios– no es competitivo», asegura Francesc Duch, delegado sindical y secretario de la junta de personal de la primaria del ICS, quien tiene claro que hay alumnos que optan por irse a otras comunidades autónomas donde pagan más y las condiciones son mejores. «En Lleida, por ejemplo, son muchos los médicos que después de formarse van a desarrollar su profesión en Aragón. Las condiciones son mejores», asegura Tani Francesch, delegada sindical de Metges de Catalunya.

«Los alumnos de Catalunya no juegan con igualdad de condiciones respecto a otros», Antoni Castro, Decano Facultat de Medicina 

«Una catástrofe»
La situación preocupa mucho al colectivo de médicos, que ve con recelo como se marchan los facultativos cuando terminan de formarse. Y es que durante los próximos diez años serán muchos los profesionales que se jubilarán. «Formar un médico requiere un mínimo de diez años. Vamos tarde», asegura Tani Francesch, quien añade que «cada vez más los profesionales se jubilan antes porque están muy quemados». Para Francesc Duch, también delegado sindical, «la previsión demográfica prevé una catástrofe. Y es que se jubilarán más médicos que las plazas que ofrece el MIR, y la mayoría se van a otras comunidades autónomas». 

Duch cree que «al final, deberemos ir a buscar a los médicos fuera. No será la primera vez que se hace. En la época de Marina Geli –consellera durante el tripartito–, las patronales ya hicieron una romería por Hispanoamérica en busca de médicos, ofreciendo un buen sueldo. Después de un año aquí, los profesionales se iban a otro país europeo, donde les pagaban mejor». 

«Para formar a un médico necesitamos como mínimo diez años. Vamos tarde», Tani Francesch, Metges de Catalunya

Formar un médico, tanto a nivel universitario como hospitalario, cuesta mucho dinero y esfuerzo a la sociedad. Y si luego marchan, la inversión no se revierte. «Debemos tomar consciencia desde el minuto 0 y dar valor al territorio», asegura la delegada sindical Tani Francesch, quien añade que «lo más importante para acabar con esta situación es ampliar las plazas del MIR, mejorar las contrataciones y dejar de sentirnos maltratados». 

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