La experiencia y también la intuición fueron claves para que David, un camionero de La Selva del Camp, no se viera inmerso en medio de la tragedia en València, aunque sí que se vio afectado. A pocos kilómetros de Utiel, bloqueado, seguía atentamente las informaciones que difundían las radios valencianas, sin poder proseguir su ruta.
El pasado martes, David había cargado su camión en Sevilla y tomó rumbo a La Selva del Camp. Circulaba por la autovía A-3 y tenía que cruzar –no parar– por la zona de Utiel.
Durante el trayecto sí que vio un cartel que ponía que la circulación estaba cortada en Minglanilla (Cuenca), donde hay un área invernal en el que caben 200 camiones. Pero nadie lo paró y él siguió su camino.
Sobre las cinco y media de la tarde, cuando faltaban unos diez kilómetros para llegar a Utiel, vio que el GPS le indicaba que había una retención de unos 45 minutos. «Primero pensé que se trataba de un accidente. Pero después ya vi que el GPS me indicaba que era por inundaciones. Por voluntad propia paré en el área de servicio de la Venta del Moro».
Estacionó el camión en la que sabía que era una área que se encontraba en una posición elevada. A la izquierda veía un río con mucho caudal. «Por entonces ya pensé que aquello era grave».
Y allí permaneció, escuchando la radio, «busqué una emisora valenciana». Y a las 20 horas le llegó la alerta a través del teléfono móvil. Aquel día su intención era dormir en Sagunt –para cumplir con las horas de descanso– y al día siguiente llegar a su destino, sobre las diez de la mañana.
Mientras, su familia –su esposa y su hija– estaban preocupadas. «Les dije que como estaba en un sitio elevado, no corría peligro». Y allí permaneció hasta la mañana del pasado viernes. «Decidí dar marcha atrás y buscar una ruta alternativa».
Circuló con la carretera de Cuenca hacia Teruel, siguió por Alcanyís por la N-420 y llegó finalmente a La Selva del Camp a las seis de la tarde, prácticamente dos días y medio después de lo previsto.