6.00h. Los andenes de la estación de Reus están llenos. Pero todavía no se respira caos. Solo algunas dudas, un poco de preocupación y alguna dosis de desconocimiento a las puertas de un viaje que duraría 2 horas y 15 minutos. Una voz recuerda por los altavoces los cambios de recorrido. Judit Lleonart tiene como destino final la estación de França de Barcelona. Es el primer viaje con el cambio de recorrido y le preocupa la combinación de buses urbanos. «Espero que vaya bien, porque si tengo que coger el anterior ya no hay bus urbano disponible y tendría que venir andando. Y a estas horas y con la seguridad que hay...», lamenta, también preocupada por el encaje de bolillos que suponen los horarios de vuelta por la tarde.
El tren ha arrancado sin contratiempos. Sin caos. Y a las 6.24h se anunciaba la maniobra de La Plana- Picamoixons. «No está permitido bajar del tren durante la parada técnica», han recordado por megafonía. A las 6.34h, ha empezado su maniobra marcha atrás. Y luego, silencio. Todo a oscuras, en una mañana muy negra y oscura, e incierta. ¿Cuánto tiempo de más? No han anunciado el fin de la maniobra. No han dicho nada más. ¿Dónde estamos? Todo a oscuras, los viajeros no sabían si las cosas iban bien o no. Sin cobertura. El tren avanza, eso sí. Pero tampoco con mucha preocupación. Todavía no. De repente se abren las puertas. 7.13h. ¿Dónde estamos? Esto es Sant Vicenç de Calders. Ya vamos con 15 minutos de retraso. Sube una marea de gente. Ahora sí, el tren va lleno. Pero no abarrotado. Y empiezan a mirarse los relojes.
Andra Ciugulea se ha subido a este tren de la R15 en Sant Vicenç de Calders procedente de Vila-seca y en dirección Barcelona. «Los autobuses han ido muy bien. Estaba muy bien controlado, la verdad. El problema ha sido llegar al tren una vez estaba en la estación, aquí sí ha habido desinformación», explica. Hablan de caos en Vilanova. ¿Llegaré? Va media hora tarde. O más. En su trabajo son tolerantes pero le preocupa. Tampoco se pone nerviosa. «Ayer no pasaba nada y también fuimos con retraso», explica, resignada. Lo que más critica es la falta de información. «No lo entiendo. Es que no funciona», explica. Hoy va con retraso pero sin caos. Pero explorará otras vías. Seguramente acabará cogiendo su coche. «Por suerte, el mío puede entrar en Barcelona. No todos tenemos esa suerte».
Mode Conejo es vecina de Tarragona y viajaba en el mismo convoy, el que salía a las seis. «Cuando he salido, en Tarragona había poca gente, he cogido el autobús y todo ha funcionado bien. Pero luego se han ido acumulando retrasos y hemos tenido que correr para coger el tren», explica, resignada. Ella se mueve en tren habitualmente aunque algún día también hace teletrabajo. «Hoy voy a rehabilitación e iré a trabajar algo más tarde, pero obviamente iré tarde y tendré que recuperar las horas», explica. El tren acumula media hora de retraso.
«Todos los trenes irán con retraso. Tenemos que asumirlo», comentaban dos pasajeras en el tren de primera hora de la mañana en dirección Barcelona . «Estos trenes son carracas totales, y no nos ponen los nuevos convoyes, es una pena», lamenta Andra. «¿Por qué va con tanto retraso si viene de Reus?» Pregunta una viajera procedente de Tarragona. Su compañera de asiento le explica la maniobra de La Plana- Picamoixons. Pero no es suficiente. No lo entiende. «Es que siempre tiene que pasar algo», lamentan. La tranquilidad del inicio del viaje da paso a la inquietud. Un nuevo retraso. Otra vez. Paciencia.
A su llegada, 8.22h, hora de correr. Gente que llega tarde al trabajo. O al médico. Gabriela corría, le preocupaba la hora. Y el hombre que caminaba a su lado se mostraba incrédulo. «¿Llegan de Tarragona? Si no pueden venir, ¡está cortado!», comenta un usuario convencido de que no había ni retrasos ni nada, sino que se había cortado por completo la circulación.
La indignación de Kristina Planolas, de Tarragona, también era enorme. «Hoy he soñado con trenes. Me encanta mi trabajo pero si las cosas no mejoran, me iré o cogeré una excedencia. Es una vergüenza». Una opinión que compartía Antonio, también vecino de Tarragona. «La información ha llegado con cuentagotas y entre usuarios. El autobús ha ido muy bien pero los trenes no, otra vez retrasos».
El Diari ha podido hablar justo después de llegar a Sants con un extrabajador de Renfe. Está jubilado, llega a Barcelona procedente de Vilanova y conoce bien la empresa. «He trabajado allí toda la vida», explica. No quiere decir su nombre ni poner cara pero asegura que «todo es muy complejo. Los servicios públicos necesitan una inversión constante y un tren no es un autobús. Hacen falta muchos millones de euros y esto es un problema». En su última etapa era supervisor de larga distancia pero trabajó toda la vida entre Rodalies y media distancia. «Falta inversión en trenes, en vías y en personal. Y además están las inclemencias meteorológicas y los suicidios. No olvidemos que la gente viene a matarse aquí», comenta. Ahora se define como «usuario sufridor». «¿Qué pasa si un tren se pone enfermo?», si no hay recursos tiene difícil solución y esto se traduce en un peor servicio.
Testigos de un primer viaje de incertidumbre, de preocupación y con ganas de que las cosas mejoren en los próximos días. El primer día del caos ferroviario y una maniobra en La Plana-Picamoixons que lleva retrasos a la vida de muchas y muchas personas.