«Por una que compre no
pasa nada»

25 agosto 2023 18:23 | Actualizado a 26 agosto 2023 07:00
Gerard Guiu
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Estamos en pleno verano y gran parte de nuestro país recibe turistas, tanto nacionales como extranjeros, que disfrutan de unos días de descanso, buena comida, buen tiempo y diversión. Muchos comerciantes de las zonas costeras viven de ese turismo que llena las calles y los paseos durante los meses de verano. Pero, por desgracia, el fenómeno de las falsificaciones también aumenta en esta época y provoca daños irreparables a nuestra economía y comercio.

Vamos a poner un ejemplo. El Camp Nou es el estadio de fútbol con más capacidad de Europa y el tercero del mundo. En él caben cerca de 100.000 espectadores. Impresionante, ¿verdad? ¿Y si les digo que cada año se queda sin empleo en España la mitad de la gente que cabe en el Camp Nou por culpa de las falsificaciones? A veces, es necesario aterrizar cifras muy altas con ejemplos para que nos ayuden a visualizarlas y a hacernos una idea de lo que estamos hablando. La pérdida de puestos de trabajo es sólo uno de los graves problemas vinculados al consumo de falsificaciones.

Según los últimos datos de la EUIPO, 8 de cada 10 españoles son conscientes de los perjuicios que provocan las falsificaciones en términos de que sirven de apoyo a organizaciones criminales (84%), arruinan negocios y destruyen empleo (80%) y favorecen un comportamiento poco ético (82%). Sin embargo, el número de españoles que reconoce haber comprado de forma deliberada una falsificación se ha multiplicado por 4 desde 2020.

¿Y si les digo que dada año se queda sin empleo en España la mitad de la gente que cabe en el Camp Nou por culpa de las falsificaciones?

Un tercio de los europeos ve aceptable comprar una falsificación cuando el precio del producto auténtico es alto y un 26% justifica la compra de falsificaciones cuando «no importa la calidad del producto». ¿Qué está pasando? Nos encontramos con consumidores que a pesar de que saben que adquirir falsificaciones está mal y que trae consecuencias, parece que no son del todo conscientes de su magnitud, como ocurre con las cifras de pérdida de empleo. O que, cuando se trata de ahorrar o de adquirir un producto fuera de su alcance, les dan igual las consecuencias.

Es mucho más grave de lo que creemos. Estos productos provocan en nuestro país unas pérdidas de 2.200 millones de euros al año en cuatro sectores claves para nuestra economía. Podemos decir que «por una que compre no pasa nada» o que las marcas –normalmente pensamos en firmas de lujo o premium– no van a perder por que alguien compre una falsificación. La realidad es que no sólo producen pérdidas a la industria y a las marcas (pérdidas que se traducen en destrucción de empleo y en disminución de impuestos, también), sino que dañan enormemente el comercio local, pueden provocar graves perjuicios en la salud y la seguridad del consumidor, y están controladas por el crimen organizado.

Los vendedores ambulantes ilegales compiten de forma desleal con comerciantes –vecinos de las localidades– que ven cómo se venden en la puerta de sus tiendas productos falsos e ilegales y que no pagan impuestos ni tasas, que no pagan alquileres, no crean empleo y no generan valor a la ciudad.

Además, no pasan ningún control de calidad ni seguridad y pueden poner seriamente en riesgo nuestra salud. Podemos creer de nuevo que «por una que compre no pasa nada» cuando se trata de un bolso o una camiseta... Pero, ¿qué pasa con los juguetes, los cosméticos o las gafas se sol? Hasta alfombrillas de coche falsificadas han provocado accidentes al no tener las medidas adecuadas. ¿De verdad no pasa nada?

Un tercio de los europeos ve aceptable comprar una falsificación cuando el precio del producto auténtico es alto

Aparte de esto, la seguridad de los ciudadanos se pone en riesgo desde otra perspectiva. Cuando el volumen de vendedores ambulantes es grande, los paseos se pueden volver casi intransitables, pudiendo provocar situaciones de peligro para los transeúntes si hay una emergencia. No podemos obviar que hay ayuntamientos más preocupados que otros en terminar con este fenómeno ilegal. Ciudades como Málaga o Alicante se han convertido en ejemplos a seguir en la lucha contra las falsificaciones a todos los niveles. Sin embargo, otras como las de Marbella, Palma o Cambrils son ahora mismo algunos de los puntos negros de la venta ambulante ilegal entre las localidades turísticas de nuestro país.

En todos los mercados y localidades existen alternativas de muy distintos precios para evitar la compra de falsificaciones. Por lo que, si analizamos todo lo que podemos perder comprando estos productos, el precio no es una excusa. Una zapatilla de una marca de moda falsificada no es una zapatilla de esa marca. No estás comprando lo mismo pero más barato, y las consecuencias son terribles.

Pero vamos más allá, nuestro país recibió en 2022 a más de 71 millones de turistas internacionales. No solo son los consumidores nacionales los que compran falsificaciones en nuestro país. Los ciudadanos que nos visitan también tienen que ser conscientes de que comprando estos productos hundes el lugar de veraneo que tanto te gusta, colaboras con las mafias que controlan esta actividad y puede provocar grandes daños a tu salud.

Necesitamos hacer pedagogía desde la infancia, para crear una sociedad de consumidores responsables en todos los sentidos. Gracias a su inclusión en los currículos educativos, los niños ahora saben reciclar, seguridad vial o llevar hábitos de vida saludables. Hay que conseguir que rechacen las falsificaciones. Si no hay demanda, se termina la oferta.

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