Por fin, nos reunimos con ADIF. Ya hemos hablado con todos los actores de este rompecabezas ferroviario que es el Camp de Tarragona, lo decimos sin sarcasmo: se agradece que alguien nos hable claro, sin tecnicismos ni powerpoints para despistar. Pero salimos tristes. Muy tristes.
Porque lo que vimos del Corredor Sur no invita al optimismo. Esa famosa cuadruplicación de vías —prometida, anunciada y vuelta a prometer— amenaza con convertirse en una obra eterna, proyectos como el cambiador de La Canonja, que podrían ser de diez, se quedarán en un simple «ya está bien así», que suena mucho a aprobado por los pelos. ¿Para quién será suficiente?
Luego está Sant Vicenç: una obra a punto de ser acabada... de la que ya tiene segunda parte. ¿De verdad era tan difícil hacerlo bien a la primera?
La interlocución, al menos, existe, eso siempre suma, pero la verdadera decepción llegó después, ya sentada en el tren de vuelta, al abrir el móvil y leer la prensa: todos los alcaldes —sí, todos— quieren la estación intermodal, y por supuesto, todos han dicho la suya. Cada uno ha venido a hablar de su libro, como si el Corredor Sur fuera una exhibición de intereses municipales.
Lo curioso es que hace años ya se acordó situar la estación intermodal en Vila-seca, un acuerdo entre los alcaldes de entonces. Puedo entender que algunos de los nuevos no lo compartan, pero lo que no entiendo es que alcaldes que ya lo firmaron ahora se echen atrás, aprovechando el momento por puro interés político.
Así estamos: la movilidad territorial enterrada bajo una guerra de egos municipales. Una batalla campal por ver quién se queda la intermodal, mientras el Corredor Sur hace aguas. Conectar personas importa poco; lo importante es salir vencedores de esta versión ferroviaria de Juego de Tronos.
De momento Adif lo para todo, hasta que haya consenso municipal. Al paso que vamos, no tendremos estación en ningún lado.
No me dirijo a uno. Me dirijo a todos. A quienes convierten un problema colectivo en una lucha vecinal, a quienes creen que el progreso solo existe si lleva su escudo en la puerta.
Que el Corredor Sur sea un caos no parece escandalizar a nadie. Que la gente de Tarragona, Reus, Vila-seca, Salou o Altafulla no pueda llegar en condiciones a Cunit, Calafell, Vilanova o Barcelona, tampoco. Ojalá ese entusiasmo que muestran por apropiarse la intermodal lo usaran para defender la movilidad real del territorio.
Proponer algo nuevo antes de empezar una obra no me parece mal luego pasa como en otros sitios que hacen obras de hace veinte años que ya no son útiles
No queremos una estación en casa, queremos poder llegar a clase, al trabajo, a la vida!! Y eso, por lo visto, sigue siendo demasiado pedir.