Un profesor amigo me envía un texto de Don Quijote (Primera parte, cap. 18) que confirma que la buena literatura deja textos inmortales, que siempre pueden aplicarse a la circunstancia histórica.
«Sábete, Sancho, que todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas, porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca».
El optimismo del hidalgo de la Mancha retrata el alma humana, siempre enfrentada a la angustia y la esperanza. Cuando pase la pandemia sin duda cambiarán algunas cosas, pero permanecerá la buena literatura, permanente como todo buen arte. La belleza nunca muere.