El confinamiento ha sido duro. Muy duro. Sin embargo, incluso de experiencias como esta es posible extraer lecciones positivas.
Una de ellas, y no poco importante, es el acercamiento que la convivencia ha producido entre los miembros de la familia. Lo corrobora un estudio elaborado por la Universidad CEU San Pablo, que pone de manifiesto que el 70% de los padres ha aumentado la comunicación positiva con sus hijos durante este periodo y, a pesar de tener más trabajo de forma telemática que de manera presencial, han encontrado mayor conciliación familiar y comprensión por parte de los compañeros y sus superiores.
Y es que más de un 80% afirma haber tenido la sensación de no llegar a todo –¿les suena?–, pero aseguran que han cambiado sus prioridades y han dado más valor a pasar tiempo con su pareja y sus hijos.
Ese tiempo dedicado a ellos ha sido, además, de mejor calidad, y ha aumentado la comunicación y el disfrute de las actividades realizadas de manera conjunta.
También revea el estudio, entre otras cosas, que a raíz del confinamiento gran parte de los encuestados ha experimentado cambios a la hora de establecer las prioridades personales y en la toma de conciencia de las cosas importantes. Quizá, después de todo, necesitábamos parar un rato esa rueda de hámster en la que estábamos atrapados y reencontrarnos con nosotros mismos para aprender a valorar lo que de verdad tiene importancia, que no siempre es a lo que dedicamos más tiempo y esfuerzo.
Quizá al final puede que sea verdad aquello de que de todo esto es posible que salga un mundo mejor, más humano y menos materialista. A ver lo que nos dura…