La mitad de quioscos desaparecieron y ahora amenaza hacerlo el más emblemático, el de la Plaza Imperial Tarraco. Durante 54 años ha servido de punto de venta y de encuentro de miles de personas. Ya está en su tercera generación la familia que lo ha mantiene trabajando doce horas diarias 362 días del año. Y que no solo vende, sino que orienta a cualquier turista que pregunta algo.
El problema, se dice, es que está en el trayecto de un carril bici que se proyecta. Me pregunto si no podría encontrar cabida en el amplio espacio que pretende reordenarse. ¿Tan difícil resulta reubicarlo?
Diari de Tarragona comparte esta misma plaza que yo había atravesado tantas veces para preguntarles: ¿Cómo va la venta? Siempre me llevaba, con la información, una sonrisa.