El 23-A repasé el discurso de Vargas Llosa al recibir el Nobel: «Escribir es crear una realidad paralela, disipa el caos, embellece lo feo, eterniza el instante…». En el Perú de su infancia le ocurrió lo más decisivo de su vida: aprendió a leer, y entraron en su vida Flaubert, Cervantes, Dickens, Tolstoi…
De joven cumplió su sueño de ir a París, donde habitaban Sartre, Camus, Brecht, Malraux… y donde descubrió su familia latinoamericana: Borges, Paz, García Márquez, Cortázar, Fuentes, Cabera…
Y luego, en los setenta, a la Barcelona cosmopolita, donde le abrieron los brazos Carles Barral, Carme Balcells…
En su discurso, el Nobel arrancó la risa del auditorio al citar una crítica de su mujer: «Mario, no sirves para nada si no es para escribir…».