Me comentaba un amigo que la condición de paternidad a veces se obtiene por accidente y que no siempre llega acompañada por un carnet de responsabilidad. También me decía que aquí para que se cumplan las normas hay que recurrir a la amenaza de la sanción, que creer en la buena fe de la gente y en su sentido común es como esperar que caiga nieve en agosto en Tarragona. Siempre he discutido mucho con él por ese pesimismo que muestra hacia la raza humana en general y hacia los ciudadanos de este país –«somos latinos; aquí no sube el mejor, sino el que más medra o el más vivo», repite– en particular. Pero he de admitir que en ocasiones no le falta parte de razón. Basta mirar lo que sucedió el domingo para comprobar la veracidad de su afirmación. Las imágenes de niños de una familia mezclados con las de otras, incluso jugando al fútbol, mientas los padres –¡los dos progenitores!– charlaban distendidamente con otros sentados al lado sin mantener la mínima distancia de seguridad han puesto en evidencia, efectivamente, la irresponsabilidad de esas personas. Quiero creer, como dijo el ministro ayer –me temo que aún es más optimista que yo–, que sólo fue el 1% quien se comportó así. Pero, ¿qué le pasa a esta gente? ¿Qué parte de no juntarse con otros ciudadanos no entendió? ¿No se dan cuenta estos padres de que no sólo ponen en peligro al resto de la población, sino también, y sobre todo, a sus propios hijos y a sí mismos? Qué lástima tener que dar la razón a mi amigo; desde luego, ser padre no siempre es sinónimo de ser responsable.
Padres irresponsables
Imágenes de niños de una familia mezclados con las de otras, incluso jugando al fútbol, mientas los padres –¡los dos progenitores!– charlaban distendidamente con otros sentados al lado sin mantener la mínima distancia de seguridad
28 abril 2020 06:40 |
Actualizado a 30 abril 2020 17:31
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