No ya desde los balcones, pero desde el corazón seguimos aplaudiendo a quienes hicieron frente al coronavirus en posiciones de primera fila. Hoy quisiera fijarme en los que actuaron en los comienzos, en marzo, cuando no se conocía nada del virus.
Personal sanitario y de servicios esenciales arriesgaron sus vidas (y a veces la perdieron) en jornadas agotadoras y sin medios de protección adecuados. Solo había ansiedad, angustia y un riesgo de contagio para ellos y sus familias.
¿Solo eso? No, también su espíritu de servicio, su valor personal, como la de quienes acudieron en la primera hora a apagar los fuegos del rack de Enpetrol en junio de 1987 o de la factoría Iqoxe el 14 de enero sin saber si estallarían. Son los héroes de marzo que pusieron la cara antes que la mascarilla.