He visitado la Val d’Aran y sus verdes paisajes: pueblos con inclinados tejados de pizarra, sembrados en las laderas montañosas que dan origen a riachuelos que acabarán siendo ríos.
En el Pla de Beret nacen dos de ellos: el Noguera Pallaresa, que irá a desembocar en el Segre a la altura de Camarasa, y el Garona, que se hace gran río francés hasta morir en Burdeos.
Descendiendo de estos prados, donde pastan vacas y caballos, cerca de Salardú hay el bello pueblo de Ulha. Allí, en un diminuto cementerio a la sombra de la iglesia, descansa un tarraconense estimado, Pere Pallarès, que cada verano iba al encuentro de la belleza.
Vilamós, Bagergue, Tredòs, Bossòst o el Santuario de Montgarri quedarán desordenados en mi memoria de un verano sin apenas turistas.