Gana Illa, pero ERC tiene la llave

13 mayo 2024 00:25 | Actualizado a 13 mayo 2024 07:00
Álex Saldaña
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La jornada electoral celebrada ayer deja diversas lecturas. Una de ellas es que el socialista Salvador Illa reeditó la victoria que ya consiguió en 2021 e incluso aumentó tanto los escaños del PSC en el Parlament –en nueve– como la ventaja sobre su más inmediato seguidor, en este caso Puigdemont.

De hecho, es el único candidato con posibilidades reales de presidir la Generalitat. Salvo, claro está, un giro rocambolesco que pasaría por un pacto de Junts y Esquerra que exigiría la abstención del PSC, quizá a cambio de mantener a Sánchez en la Moncloa.

Una peripecia posible, sí, pero que no garantizaría un gobierno estable en Catalunya –ya hemos visto cómo ha acabado esta legislatura que arrancaron las dos formaciones independentistas juntas–, pues en esta ocasión ni siquiera tendría mayoría.

En todo caso, la llave de la gobernabilidad pasa por la alicaída Esquerra. Porque, pese a perder 13 parlamentarios en una noche mala sin paliativos, los republicanos tienen en su mano intentar ese salto desesperado de Puigdemont por seguir en la política –en campaña dijo que si no era president abandonaría– o formar con el PSC y los Comunes un tripartito de izquierdas que les mantendría en el Govern.

Todo esto en un contexto –y esta es otra de las grandes lecturas de la noche– en que parece que los catalanes han pasado página del procés. En efecto, el independentismo apenas suma 59 parlamentarios –61 si añadimos a los ultras de Alianza Catalana– de los 135 que conforman el Parlament.

Los socialistas triunfan en una noche que, salvo giro rocambolesco, les debe llevar al Govern de la Generalitat. La alternativa es la repetición de las elecciones

También podría facilitar Esquerra la investidura de Illa con su abstención, lo que abriría la posibilidad de un gobierno en minoría del PSC que podría contar con el apoyo de los Comunes, como en el ejecutivo español.

Otra lectura fue el resurgir cual ave Fénix del PP de Alejandro, que gana 12 escaños y, con 15, supera a Vox. Parte de este crecimiento tiene mucho que ver con el hundimiento de Ciutadans, que desaparece del arco político catalán, el mismo que le vio nacer y crecer.

Digna de analizar es también la caída de los Comunes, que aún han de explicar aquella negativa a los presupuestos que derivó en los comicios –lo del Hard Rock no se lo cree nadie–. Y preocupante resulta el auge de la extrema derecha, la españolista y la catalanista.

En fin, que tendremos unos próximos días muy entretenidos que ojalá, por el bien de los catalanes, no deriven en el bloqueo y en una nueva repetición electoral.

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