Una de mis anécdotas favoritas de la Segunda Guerra Mundial implica una bomba de madera, espionaje y altas dosis de humor británico. Según la leyenda, el ejército nazi construyó en la Holanda ocupada un campo de aviación falso con todos los detalles: hangares, tanques de petróleo, depósitos de armas, vehículos, aviones,... Todos hechos de madera. El objetivo era despistar y confundir a los pilotos de la Real Fuerza Aérea del Reino Unido, pero, al parecer, los alemanes se demoraron demasiado en el proceso... Y fueron descubiertos. Los espías británicos detectaron el ardid e informaron a sus mandos, y a alguien se le ocurrió la brillante idea de lanzar sobre el falso campo aéreo varias bombas... De madera. Sobre ellas, inspirándose en la frase bíblica del «diente por diente», escribieron: «Wood for wood». Madera por madera.
Ayer me vino a la mente este despliegue de ironía y socarronería inglesa al leer un fantástico titular de nuestros compañeros del Segre, tras las elecciones en Estados Unidos: «Después de la victoria de Trump... hablemos de Tremp». El texto aprovechaba la noticia internacional del momento para hacer una guasona promoción de la población leridana... Pero, al menos para mi, aportaba algo de humor y luz, tras un acontecimiento que no presagia nada bueno. Humor ante la oscuridad. Como los británicos y su bomba de madera.