Cuando hace un par de años la pandemia nos encerró en casa, como quien echa el freno a un coche desbocado, nos preguntábamos si aprenderíamos algo. Jean-Louis Schlegel piensa que no hemos profundizado en lo importante: a enfrentarnos al vacío personal.
El sociólogo francés, entrevistado por Catalunya Religió, nos ve atrapados en el consumismo, que incluye las ofertas de un supermercado espiritual sin Dios, a quien se sitúa en todo caso en la estantería de la religión institucional.
El agotamiento y la depresión, que afectan en especial a los jóvenes, proceden de la excesiva preocupación por uno mismo y el temor al fracaso. Para ser feliz hay que aprender –como dijo Pablo d’Ors– a trabajar sin tanta presión y a soportar la propia estupidez.