Tras las elecciones británicas de ayer, la atención se centra en Downing Street. La calle es un ‘cul de sac’ y en su número 10 reside el primer ministro desde que Mr. George Downing, un diplomático que hizo fortuna en América, le regaló la casa en 1735 al ‘premier’ Walpole.
La casa más famosa del imperio no es, sin embargo, la más lujosa. Lord Asquith la calificó de «la más incómoda del mundo» y Mrs. Baldwin rezaba para que su marido no fuera reelegido, para no tener que seguir viviendo en el ‘Número 10’.
Cuando escribo estas líneas se da ya por segura una clara victoria laborista. Si es así, Rishi Sunak no tardará en irse y Keir Starmer llegará pronto. El camión de las mudanzas, como la Monarquía o el Parlamento, es todo un símbolo de la democracia.