En 1980 Jordi Pujol fue elegido President. TVE rodó un reportaje sobre su vida de 50 minutos del que fui guionista. Ello me permitió estar con él y su familia varios días en lugares clave: la parroquia de barrio donde se enamoró de su mujer, el Palau de la Música, escenario de protestas, sus casas en Barcelona y Premià de Dalt, donde conocí a sus hijos, pero faltaba algo: la prisión de Torrero en Zaragoza, donde estuvo preso dos años y medio.
Esta vez Pujol delegó en Marta Ferrusola su presencia en el rodaje, y allí fui con ella. El director nos mostró una celda y el torno por el que pasaba la ropa que ella le llevaba. Estaba orgullosa de ser la esposa de un luchador.
Al morir Marta, prefiero el recuerdo amable a un juicio severo que ‘ara no toca’.