A finales de su mandato, Joe Biden ha adoptado dos decisiones sobre Ucrania que pueden perjudicarla más que beneficiarla. Una es el permiso para utilizar misiles de largo alcance contra territorio ruso que pueden llegar a 300 kilómetros. Menos que nada - en palabras de Josep Borrell- , pensando en el tamaño de Rusia. De momento sirven a Putin para mayores represalias y amenazas.
La otra es enviarle minas antipersonas, un arma prohibida desde la Convención de Otawa de 1997 en 164 países. Leo en Le Monde que Ucrania ya es el país más minado del mundo y que el 84% de víctimas de minas son civiles. Zelenski las pide para detener el avance ruso, pero es posible que el efecto sea para él perder la simpatía de quienes valoran su razón moral frente a Putin.