Como una no sabe si llegará más allá de los 60 años, decidí hace tiempo vivir como una jubilada al menos unas horas por semana. Como una jubilada significa: en reposo, cocinando, leyendo, ir al mercado, husmear la fruta y la verdura, leer el periódico entero (horóscopo y pequeños anuncios incluidos), observar el mundo, sin aguantar nada que no quiera aguantar, mirar fijamente las obras públicas con interés entomológico, paseando lento, remugant, insultando entre dientes a todos los conductores, especialmente a los de engendros como patinetes. He ido probando a intervalos. En épocas de mucho trabajo, me olvido. Pero los sábados por la mañana de esta Tarragona eterna, son muy adecuados para mi práctica. Café y periódico que pueden durar una hora (no me importa beber el café frío), Mercat Central donde me paseo, observo, no toco porque me podrían reñir, me tomo otro café, y me compro un steak tartar divino preparado in situ por los de la carnicería Bertrán, paseo un poco y casi siempre me compro un libro. A veces me compro flores. Sea como sea, mis prácticas de jubilación son sagradas, y las disfrutadas me preparan para el futuro. Quiero sentir el tiempo en espiral, yendo y viniendo como en un infinito de Kurt Gödel, no como una cinta transportadora donde al final te caes.Todo con la complicidad de unas gafas de sol tras las que esconderme.
Gafas de sol
14 enero 2025 20:01 |
Actualizado a 15 enero 2025 07:00
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