El reloj de cuco

Siempre hay en alguna parte del mundo una investigación científica japonesa que demuestra algo que te parecía obvio, según tu intuición, experiencia y sentido común. Un grupo de investigadores ha trabajado durante años –cuántos es lo de menos– para llegar a la conclusión de que «existe una conexión entre el aislamiento social y la reducción de la masa cerebral». Es decir: si estás solo y no hablas nunca con nadie, te atontas. La investigación se refiere a perder facultades cognitivas, no a otros tipos de atontamiento. En el estudio de esta misma universidad japonesa también hay una mención a la conexión con la depresión. Si te encierras en casa, te deprimes. Orson Welles lo explicaba mejor en Ciudadano Kane sin necesidad de TAC u otras imaginerías. Decía que durante los treinta años de reinado de los Borgia en Roma, se produjeron asesinatos, terror, muertes, pero también con ellos vieron la luz Michelangelo Buonarroti, Leonardo da Vinci y el Renacimiento. En Suiza, tras quinientos años de amor fraternal y paz, ¿qué han producido? El reloj de cuco. Hay que elegir entre la vida –con todo lo que conlleva– o el aislamiento. La Capilla Sixtina o Heidi. Y sí, Heidi es japonesa, pero ya nos entendemos.