Rubiales se enroca

25 agosto 2023 18:22 | Actualizado a 26 agosto 2023 07:00
Álex Saldaña
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Uno escucha las declaraciones del presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, enrocándose y aferrándose a un cargo que ha mancillado, y no sale de su asombro. Ni de su indignación. Ajeno al clamor que desde todos los ámbitos –he echado de menos más voces del mundo del fútbol, lo que no deja de ser sintomático. Todo mi apoyo a Jenni– pide su dimisión, él se siente una víctima.

¡Él, una víctima! Resulta inadmisible que un dirigente sujete por la cabeza a una jugadora y la bese en los labios. Como lo es su obsceno gesto en el palco, en presencia de la Reina y de la infanta Sofía –habría sido igual de lamentable si estas no hubieran estado allí–, al agarrarse los genitales en una exhibición del machismo más rancio.

No tendría que ser necesario recordar que nadie puede invadir el espacio de una mujer sin su consentimiento, pero las tibias y torpes disculpas de Rubiales tras insultar a quienes criticamos su abuso y sus palabras de ayer me hacen pensar que no ha entendido nada de un principio tan básico de la igualdad.

De hecho, en el vídeo en el que pedía disculpas a regañadientes sostenía que en su círculo su gesto se veía «natural, normal» –que se lo hagan mirar los que ayer le aplaudían–. Las campeonas del mundo no se merecen que el bochornoso comportamiento de Rubiales empañe una hazaña histórica con la que ha vibrado todo el país. Afortunadamente, su gran victoria está muy por encima de este individuo.

Rubiales debe irse. Ni el fútbol español ni cualquier otra actividad se pueden permitir tener a un personaje tan impresentable al frente.

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