Ahora sí. Hay presidente del Gobierno. Más allá de su visión política, de los acuerdos alcanzados, de la amnistía y de la letra pequeña del acuerdo, que la situación se haya desencallado es un dato más que relevante. Tantos meses de temporalidad no ayudan. No ayudan a las políticas del propio gobierno, que quedan ‘en funciones’ y nunca acaban de tomar forma, pero tampoco a los proyectos que dependen de ellas.
quí, en Tarragona, Pedro Sánchez tiene muchas asignaturas pendientes. Muchos deberes. Y la movilidad es una de las gordas. Sabemos que tenemos unas precarias e insuficientes conexiones ferroviarias. Es algo que nadie pone en duda. Pero también somos conscientes de que hay varios proyectos sobre la mesa que, si acaban tomando forma (sin tanta interrupción, por favor), supondrán un impulso determinante para alcanzar el nivel de movilidad que nos merecemos.
Tenemos pendiente la finalización del Corredor del Mediterráneo y dos estaciones en camino. La de Bellissens avanza, parece, a buen ritmo. La estación intermodal no está tan adelantada pero también tiene su calendario en marcha (o eso creo, estas cosas siempre me generan dudas) mientras esperamos con impaciencia el trazado alternativo para las mercancías. Pero todavía hay más.
La conexión de la A-27 con la autopista, la lucha contra la regresión del Delta, la Tabacalera, el traspaso de carreteras, las inversiones para una química verde, los fondos europeos, las líneas MAT para atraer renovables... No es poco. Hay mucho trabajo pendiente. Estos últimos días han sido días de pactos, de debate, de discusión y de votos. Ahora ya está, ya no hay excusa: toca empezar a gobernar.
