Que la victoria de Illa es en realidad una victoria de Pedro Sánchez. Que el casi defenestrado Alejandro es ahora una especie de Isabel Díaz Ayuso pelacanyera y con la gamba de Tarragona por bandera en vez del chotis y el «me gusta la fruta». Que Puigdemont quiere hacer ‘un Sánchez’ y gobernar pese a haber perdido las elecciones. Que la ultraderecha con barretina y espardenyes es tan manipuladora e infame como la ultraderecha del agilucho, pero es todavía más paleta, si cabe. Las cuestiones post elecciones se multiplican, pero si algo queda claro es que Catalunya apuesta, una vez más, por el diálogo. Lo demuestra que los partidos defensores, desde siempre, de la negocación han ganado de calle. Veamos.
El PSC, con Illa al frente, obtuvo 872.959 votos en toda Catalunya. ERC, a la que intentar explicar su gestión sin recurrir a la épica le ha salido de pena, se llevó 427.135. Y los Comuns, que dialogan de todo menos de Hard Rock, 181.795. En total, los tres partidos que llevan años intentando tender puentes sumaron 1.481.889 votos.
Los partidos de la ruptura porque sí, porque quiero creerme mi ensoñación aunque sepa que no es posible, se llevaron 934.807 sufragios. Son los 674.896 de Junts +Puigdemont, los 127.850 de la CUP, los 118.302 de Aliança y los 13.759 de Alhora.
Los partidos de imponer su idea de España obtuvieron, por su parte, 613.619 votos (342.584 del PP, 248.554 de Vox y 22.481 de Ciudadanos).
A propósito, una duda numérica. Los cinco partidos independentistas reunieron 1.361.942 votos. Los tres del España y nada más que España, 613.619. Y los dos de la tercera vía (PSC y Comuns), 1.009.754. Con estos datos, ¿ha muerto el Procés?
