Antes de desfilar hay que desayunar. Y allí fuimos. En los terrenos de la antigua azufrera, 80 carros con sus caballos aguardaban el momento del Tres Tombs. Allí estaban Raül Font, presidente del Gremi de Pagesos y alma de todo el evento; Pep Bertran, que en nombre de Repsol acudió a la llamada desesperada para que no decayera la fiesta; Josep Mª Sabaté Bosch, cronista ciudadano y mantenedor de tradiciones…
Y los payeses llegados de todas partes: del Ebre, del Penedés, de Valls (por supuesto), de Constantí, Gandesa… con sus variados carros y carruajes que transportaron sacos de trigo, botas de vino, incluso un carro-ambulancia de la Primera Guerra Mundial, posesión de un coleccionista.
El periodista recordó a sus padres agricultores, sus recorridos en carro, la presencia equina en los bajos de su casa de Ivars, llamada Cal Traginer. Fue un emotivo regreso a la infancia.