Al proyecto Hard Rock –anteriormente conocido como BCN World– le ha salido otra piedra en el zapato. Y ya van unas cuantas en sus diez años de historia. En esta ocasión ha sido la Conselleria de Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural de la Generalitat la que ha redactado un informe «desfavorable» al actual Plan Director Urbanístico (PDU) y ha pedido modificaciones para poder, en sus palabras, garantizar los criterios ambientales.
En concreto, el informe ha detectado dos elementos que provocan esta calificación, «la falta de concreción absoluta en referencia a las compensaciones ambientales» y «la falta de garantía de conectividad ecológica». El plan, que ya ha sufrido severos recortes desde su concepción inicial, continúa a expensas de la aprobación definitiva del Plan Director Urbanístico. El consorcio del CRT y la Comissió d’Urbanisme ya dieron luz verde de forma inicial al nuevo texto en febrero, pero faltaba que la Generalitat estudiara las alegaciones recibidas para introducir posibles cambios.
La Generalitat debe dejar meridianamente claro si apoya el proyecto. Y si es así, impulsarlo con decisión y premura
Pero nadie esperaba este nuevo jarro de agua fría que vuelve a poner en riesgo una inversión con la que buena parte del territorio de Tarragona sueña, por su poder para generar riqueza, para contribuir a desestacionalizar y alargar la temporada turística e incluso ganar nuevos públicos y por su capacidad para crear empleo. A partir de este momento, la Direcció General de Polítiques Ambientals i Medi Natural y la Direcció General d’Urbanisme, que forma parte de la Conselleria de Territori, deben abordar las modificaciones necesarias para subsanar las posibles deficiencias y evitar que el siguiente informe sea desfavorable. Sin embargo, en el ambiente flota cierta sensación de pesimismo por tantas trabas y dilaciones. La Generalitat debería dejar meridianamente claro de una vez si apoya el proyecto. Y si es así, impulsarlo con la decisión y la premura que una inversión de este calibre merece.