La precaución nunca es una exageración

13 noviembre 2024 21:30 | Actualizado a 14 noviembre 2024 07:00
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La alerta que sonó el pasado martes por la tarde en todos los teléfonos móviles de la demarcación de Tarragona no es la primera ni será la última que recibiremos. El fenómeno dana dejará de ser un fenómeno episódico para ser recurrente.

El cambio climático ya no es una batalla contra un futuro que amenaza a la humanidad. Es una guerra del presente y nuestra única opción es ganarla. Una de las armas más potentes que tenemos a nuestra disposición es la información y la formación. Información extensa y detallada, que nos permita tomar las medidas adecuadas para protger a las personas, los bienes y la actividad económica. Una información que tiene, como detalla bien el Diari de hoy, unos cauces administrativos que responden a datos científicos. Esto es, las decisiones ante un fenómeno meteorológico no se toman por motivos espúreos, se basan en la ciencia. En la probabilidad, un tipo de cálculo que ha dado muchos Premios Nobel. El cambio climático no es algo abstracto. Cuesta vidas. Y estamos al inicio de un nuevo clima. Más impredecible, caótico y violento.

Debemos estar preparados para un clima más caótico, extremo y violento. Debemos informarnos y debemos formarnos

La ciencia ya lo había anunciado hace décadas: si seguíamos usando combustibles fósiles, las consecuencias serían devastadoras. Ya lo son. La tragedia de la dana en el este y el sur de la Península Ibérica ha demostrado que los fenómenos extremos que siempre hemos conocido –la gota fría no es una novedad– se agravan de forma exponencial. Por este motivo, toda precaución es poca y toda formación también. Debemos prepararnos para este tipo de clima. Como debemos prepararnos para las olas de calor. Implicará revisar nuestro urbanismo, nuestra planificación del territorio. Todo debe ser revisado y si es necesario tomar medidas drásticas, tómense. Las escuelas deben formar a los jóvenes en las medidas a seguir ante este tipo de fenómenos. Nos reímos de la preparación de los japoneses, nos parece ridícula, pero ahora esa risa cínica se nos ha helado en el rostro. Este míercoles, la demarcación de Tarragona vivió una jornada extraña. Nos preparamos bien, pero lo peor no llegó. Es una muy buena noticia. Los que se alarman y hablan de intromisión en su libertad, no entienden que la ciudad –la civitas– es, antes que nada, la gestión de lo colectivo. Y eso, este miércoles, se hizo bien.

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