El Diari viene contando estos últimos días cuál es la situación de las energías renovables vis a vis con las necesidades de futuro para nuestro territorio y su desarrollo económico. El 2030, 2032, 2035 son las fechas que hay que retener. En este período deberían cerrarse los tres reactores nucleares de nuestra provincia: Vandellòs, Ascó I y Ascó II. Son los mismos tres reactores que necesita el polo petroquímico de Tarragona para descarbonizarse tal y como exige la Unión Europea. Este es sólo un detalle, de los más importantes, pero no el único.
Si las nucleares cierran y las renovables no avanzan, vamos camino de un colapso energético que Tarragona no puede aceptar
Si la decisión política de cerrar las centrales nucleares sigue adelante, la energía que producen deberá ser sustituida con otras fuentes que no emitan CO2 (al igual que no lo emiten las centrales nucleares, que lo que hacen es generar residuos, pero no CO2). Estas otras fuentes son las conocidas como renovables, de las cuales las dos principales son la energía eólica y la fotovoltaica. En Catalunya hay hoy proyectos equivalentes a la energía que generarían 2,5 reactores nucleares en renovables que esperan en un limbo administrativo que genera inseguridad, poca capacidad de proyección, fuga de inversiones, talento y tecnología propia (catalana y tarraconense) a otras comunidades autónomas que no tienen ningún impedimento a la hora de impulsar estos tipos de proyectos. Principalmente a nuestros vecinos aragoneses que ven con estupor y alegría cómo somos capaces de trasladar nuestra soberanía energética a sus manos, mientras aquí continuamos debatiendo el sexo de los ángeles. Si las nucleares se cierran y los proyectos no avanzan, vamos camino de un colapso energético que llevará a muchas empresas a tener que decidir algo que no quieren decidir: abandonar proyectos, cerrar plantas, irse de Tarragona. Es inaceptable que la Generalitat y algunas administraciones locales no tengan como prioridad dar una visión de conjunto y de futuro sobre la producción de energía. Tarragona no se lo puede permitir.