Inmigración: necesaria, incómoda y compleja

03 septiembre 2024 21:09 | Actualizado a 03 septiembre 2024 21:10
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Los eventos de los últimos días en Alemania son un escalofriante reflejo de la atrofia política y de nuestra amnesia colectiva. Hace poco más de una semana, un brutal apuñalamiento masivo en un festival local en la ciudad occidental de Solingen dejó tres personas muertas en lo que los fiscales creen que fue un acto de terrorismo islamista. El presunto autor del ataque es un solicitante de asilo sirio. La reacción ante esta indignación ha parecido un espejo de un evento anterior en Solingen hace 31 años, una imagen invertida, con la misma retórica reductiva dominando el discurso público. Porque en Solingen se vivió un capítulo sombrío de la historia alemana. En 1993, después de que cinco mujeres y niñas de origen turco fueran asesinadas en un ataque incendiario de extrema derecha, el entonces canciller, Helmut Kohl, decidió no asistir al memorial, desestimando la decisión de otros políticos de ir como «turismo de condolencias». El término fue impactante, sugiriendo que simpatizar con la pérdida de estas víctimas era performativo en lugar de una genuina expresión de duelo por parte de los líderes del país. En cuestión de horas, tras el ataque con cuchillo en Solingen, las llamadas a deportaciones y leyes de asilo más estrictas inundaron nuevamente los medios, difuminando efectivamente las líneas entre los partidos políticos establecidos de Alemania y la extrema derecha. Mientras tanto, aquí, los titulares reflejan otra de las múltiples facetas de este fenómeno: «Nuestra economía necesita inmigrantes». La economía los necesita, pero sin rostro. Que no molesten. No es un problema, es una realidad. El alcalde de Tossa de Mar tiene razón, en parte. 200 inmigrantes para un pequeño pueblo son muchos. Son magnitudes importantes. Canarias declara la guerra al gobierno por falta de medios. El estado de las autonomías como excusa para quitarse el problema de encima. La Unión Europea necesita una política común más justa pero sobretodo más eficaz. Nadie pudo ponerle nunca puertas al campo.

La economía española necesita la inmigración, pero la problemática actual no es macroeconómica sino microeconómica
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