Gestionar en tiempos de crisis de infrestructuras

Informar correctamente, con la precisión y la puntualidad necesaria, es lo mínimo que se puede exigir a un servicio público. Llegados al punto que estamos, tal como reconoció la consellera de Territori i Sostenibilitat, Sílvia Paneque, informar es lo único que nos queda. Al menos eso. ¿Cuál debería ser el objetivo de esa información? Que los catalanes, y en especial los tarraconenses, no pasen horas en un andén sin saber si el tren pasará, ni cuándo lo hará. Que ocurra hoy en día no es de recibo. Medios para evitar estas situaciones existen. Informar exquisitamente es lo que se prometió en la reunión de urgencia que se llevó a cabo en la Estació de Sants el domingo 9 de marzo. Informar exquisitamente y aumentar el número de personas que deberían vigilar los trabajos de ADIF y el estado de la red ferroviaria catalana. Han pasado once días desde que se reabrió el túnel de Roda de Berà y la situación persiste, los problemas no tienen visos de solución y los medios prometidos aún están por llegar. Sabemos que no es sencillo ni se puede improvisar de un día para otro. La consellera Paneque da la cara a petición propia y eso es más de lo que han hecho otros, los que sí tienen la competencia, durante demasiado tiempo. El problema de la red ferroviaria catalana no son «los actos vandálicos», sino el secular y endémico déficit de inversión del Estado. La responsabilidad de este déficit debe ser asumida por todos. Lo primero que hay que exigir es que se revise el plan de inversiones. Hacerlo todo de golpe tal vez es imposible: 183 actuaciones en la red ferroviaria catalana son sinónimo de problema. Un problema enorme. Es como intentar saciar la sed con una manguera de bombero. Segundo, que el Govern anuncie que las ayudas, bonificaciones y subvenciones (T10-120) y el Avant se mantengan sine die mientras duren las incidencias. Que se introduzca un sistema de información (no un grupo de WhatsApp) que permita verificar la situación de los trenes y tomar decisiones a los viajeros con anticipación. Si es necesario habrá que volver a pensar en planes alternativos de transporte para las horas punta, como durante el corte de vías. Decir a los ciudadanos que esta situación durará dos años tampoco ayuda a comprenderlo. La gestión no es política. La buena gestión se da por supuesta La política es evitar las crisis, y cuando llegan, solucionarlas.