Si hay un municipio en el que las quinielas sobre quién será el próximo alcalde están más repartidas, ese es sin duda Cambrils. Tras un mandato convulso, marcado por la moción de censura que llevó a Oliver Klein a la alcaldía hace un año y medio, el panorama después de este 28 de mayo se presume tan atomizado como de costumbre y se ve nuevamente ineludible la necesidad de negociar el próximo gobierno. La cultura de pactos está fuertemente arraigada en la política municipal, que acostumbra a dividir mucho el voto en las urnas. No en vano, desde la recuperación de la democracia todos los gobiernos han surgido de alianzas y en casi todos los casos con tres o más fuerzas implicadas. Este año concurren once candidaturas y prácticamente todas parten con opciones de conseguir representación.
De entrada, parece que hay dos bloques bien definidos, con las fuerzas que auparon a Klein como alcalde (NMC, PSC, Cs y PP), por un lado, y sus exsocios de gobierno (ERC y Junts), por el otro. Los primeros han sabido guardar la imagen de entendimiento y unidad en estos mesos compartiendo gobierno, a pesar de la disparidad ideológica, mientras que los segundos son socios a nivel local desde 2015. Sin embargo, la aritmética para alcanzar la mayoría puede ser caprichosa y en esto de la política nunca hay que descartar posibilidades.
Las urnas medirán esta vez la nota que pone la ciudadanía al alcalde y un NMC que venía de un discreto quinto puesto en las últimas elecciones, así como los apoyos con los que llega la exalcaldesa, Camí Mendoza (ERC), ganadora en las urnas en 2015 y 2019. Con esos dos polos marcando la pauta, el papel de PSC y Junts, hoy tercera y cuarta fuerza, se presume imprescindible para la formación del próximo gobierno.
Más allá del evidente enfrentamiento entre ambos bloques, se da la circunstancia que los principales partidos compartirán buena parte de los argumentos en esta campaña. A lo largo del mandato, se han puesto en marcha algunos de los grandes proyectos de ciudad que están llamados a transformar el espacio urbano para las próximas décadas. Actuaciones como la remodelación de la Rambla Jaume I, la construcción de la avenida de L‘Esport o la transformación del antiguo trazado ferroviario; todos ellos puestos en marcha por el anterior gobierno y continuados por el actual.
La moción de censura ha polarizado sobremanera la ya de por sí enmarañada política cambrilense. En febrero, la marcha del NMC de Enric Daza, que era concejal de Urbanismo y mano derecha de Klein, no hizo más que profundizar esa sensación de división. Ahora, Daza se presenta como candidato de Junts, partido que ha vivido un polémico proceso de regeneración interna que ha supuesto la salida de sus actuales concejales para apostar por uno de los hombres que precisamente les sacó del gobierno.
Quien también estrena candidato es el PSC, con un Alfredo Clúa que regresó al salón de plenos en el lugar que dejó Ana López tras la moción y que se ha convertido en la apuesta de los socialistas para asaltar la alcaldía. Pese al perfil bajo que ha marcado –pretendido o no– este año y medio de gobierno, la buena dinámica de la formación a nivel estatal puede jugar a su favor.
No obstante, la llave del gobierno también la pueden tener los otros partidos con menos representación que salen con muchas papeletas de entrar en el Ayuntamiento. Ahí están PP y Ciudadanos, dos marcas que llegan en dinámicas opuestas, pero que pueden rentabilizar sus meses en el gobierno ocupando dos de las concejalías con mayor visibilidad (Chatelain en Hacienda y Romera en Promoción Económica). Los populares llegan en clara línea ascendente (hoy cuentan con un solo regidor), aprovechando la deriva que arrastran los naranjas en los últimos años (en 2019 fueron la segunda fuerza más votada y lograron cuatro regidores).
También parte con opciones de regresar al salón de plenos lo que ahora llaman la izquierda a la izquierda del PSOE. Esta vez con una candidatura única, Cambrils en Comú Podem, para no caer en la división que les dejó sin representantes hace cuatro años y tiró a la basura los más de mil votos que sumaron. La incógnita está en el papel que ocuparán el resto de formaciones, algunas de las cuales concurren por primera vez, como VOX o Valents, y las otras fuerzas municipalistas como ADN Cambrils –que ya rascó más de 500 votos en 2019– o Activem Cambrils, la candidatura bajo el paraguas de Ara Pacte Local que hereda el espacio del PDeCAT.
El rompecabezas para la gobernabilidad de la ciudad está garantizado. Ahora queda definir las piezas.