Algunas personas parece que llevan su destino escrito en el ADN. Xènia Pérez (Tarragona, 1998) supo que quería dedicarse al mundo de la moda desde bien pequeña: «siempre quise ser profesora de corte y confección. Creo que lo llevo en la sangre», sonríe. «Mis antepasados ya se dedicaban a ello, porque cosían para la burguesía catalana». Las raíces y la familia son una constante en su vida, tanto que inspiraron su proyecto profesional que, tan joven como ella, lleva una proyección meteórica. «Mi bisabuela, mi abuela, mi madre... todas van siempre impecablemente vestidas, valorando mucho que las piezas sean únicas» explica Pérez.
Cuando terminó los estudios obligatorios se fue «directa a aprender a coser a una academia». Empezó diseñando piezas de ropa, pero hace dos años decidió lanzarse con una idea que le rondaba: crear sus propios bolsos. «No tenía ni idea, soy totalmente autodidacta», relata alegre. «Me instalé en el garaje de mis padres, me compré una máquina especial para fabricarlos y fui mejorando a fuerza prueba y error... sobre todo, de error, que es cuando más se aprende», ríe. Pérez tenía muy clara su idea: «crear una marca de bolsos de lujo que fuera slowfashion, elaborados de forma artesanal, uno a uno, para que la gente tuviera una pieza única y hechos con cuero vegano, que es igual de resistente que la piel, pero sin que sea necesario tener que matar animales». ¿Y el lujo? «Los bolsos llevan joyas integradas, elaboradas en plata o bien en oro de 18 ó 24 quilates por joyeros de Tarragona». Además, el perfil de sus compradoras valora la exclusividad, ya que Pérez elabora colecciones limitadas y bajo pedido en su web. El único modelo que se mantiene siempre es su creación estrella: Edén, cuyas formas recuerdan al mítico Birkin de Hermès y del que sólo elabora sesenta unidades al año. «Todavía hay lista de espera», confirma. Y una innovadora parte tech: cada bolso lleva un registro NFC único, compatible con una app propia, con el nombre de la propietaria, asegurando su autenticidad y seguridad.
Durante meses, Pérez viajó a las ferias internacionales referentes del sector (Milán, Londres...) para encontrar las mejores pieles veganas, ya que lo más conocido es lo que se elabora a partir del cactus. Pero descubrió que también se podía crear material elaborado a partir de manzana, piña, mango, uva, bambú... fomentando la sostenibilidad, que es otra de las bases de su proyecto.
Pero si hay un lugar en el mundo clave para su proyecto es Oriente Medio. Allí encontró su cliente potencial y donde la marca despegó: «aman el lujo extremo y valoran la exclusividad, el hecho que lleven joyas, que se pueda personalizar totalmente y la innovación tecnológica. Que sean veganos y sostenibles les parece ¡wow!», asegura. Recientemente ha creado un modelo (Batla) en colaboración con una famosa influencer y diseñadora saudita, Athba, algo que le ha permitido «entrar aún más en el mercado». De hecho, tiene otra propuesta de colaboración en Dubai y le han ofrecido contratos de exclusividad para vender sus bolsos en malls de lujo de Oriente Medio.
Sus bolsos visten joyas de plata y oro: crear un modelo pequeño son entre 3 y 5 días. Los cantos se pintan a mano
Los precios de sus elegantes bolsos parten de los 2.000€ (los que cuentan con piezas en plata), y ascienden hasta lo que la clienta demande; excepto Edén, que parte desde los 9.000€, «porque además es el único al que se le puede añadir GPS».
