Es tan solo un paso más en una pelea que lleva años cociéndose a fuego lento y que refleja no solo dos concepciones opuestas de ver el presente y el futuro, sino también una pugna por el control del mercado energético.
Pero el paso es relevante porque supone traspasar la línea de un juzgado para presentar una demanda contra el oponente, como es el caso. Iberdrola presentó el pasado 21 de febrero una demanda contra Repsol a quien acusa de «competencia desleal».
Básicamente, argumenta la eléctrica que preside Ignacio Galán, por vestir de ‘verde’ y alineada con la transición energética que, sostienen, es justo lo contrario.
Repsol asegura que no ha recibido aún la notificación de la demanda, pero ya ha reaccionado con un mensaje directo en el que estima que hay «nerviosismo» en Iberdrola por la pérdida de mercado en España, al tiempo que acusa a la eléctrica de «no estar acostumbrados a competir».
La demanda ante los tribunales se ha presentado en un juzgado de Santander, ciudad en la que Repsol tiene ubicada la sede social de su filial dedicada a la distribución eléctrica.
Aunque se ha especulado con la posibilidad de que la demanda estuviese dirigida contra una campaña concreta de publicidad de Repsol –‘Conectando energías’, que propone descuentos cuando se adquiere más un producto entre electricidad, gas y combustibles–, este periódico ha podido confirmar que el pleito va más allá.
Iberdrola estima que hay quince mensajes en la página web de Repsol y al menos tres campañas de publicidad que promueven el ‘greenwashing’, un lavado de cara medioambiental que, defienden, no se sostiene en la realidad.
Desde Repsol se da a entender que la reacción de Iberdrola está vinculada a la progresiva pérdida de mercado en la distribución de electricidad. Lo cierto es que los últimos datos proporcionados por la Comisión Nacional de la Competencia revelan que Repsol continúa ganando clientes con su oferta de electricidad y gas, mientras que Iberdrola los pierde. En concreto, en 2023 Iberdrola, que es el líder nacional del mercado, perdió ocho décimas de cuota de mercado, mientras que ese era el mismo porcentaje que ganó Repsol. La empresa que preside Antonio Brufau tiene ya 1,5 millones de clientes de electricidad en España, frente a los 10,18 de Iberdrola.
«La estrategia de Repsol y su propuesta de valor a los clientes son únicas en la Península Ibérica y han generado nerviosismo en Iberdrola, una empresa que no está acostumbrada a manejarse en un marco competitivo, sino más bien a depender de las reglas propias de un mercado eminentemente regulado. Prueba de ese nerviosismo es la presentación de esta supuesta demanda, carente de fundamento y de la que Repsol no ha sido notificada». Así de contundente ha sido la reacción de Repsol frente al anuncio de la demanda, que supone también dar carta de naturaleza a una pugna que cobre más intensidad.
En las últimas semanas habían trascendido también unas declaraciones del presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, que, sin nombrar a personas concretas, ponían el acento en criticar a quienes «tratan de retrasar» la transición energética. Un concepto que para Iberdrola significa electrificación pero que Repsol se esfuerza por interpretar como «evitar las nuevas emisiones de CO2», con una propuesta industrial de inversiones en la producción de combustibles sintéticos y renovables.
