En el momento más álgido de la crisis económica, cuando se destruían a toda velocidad lugares de trabajo y con el paro juvenil subiendo a cotas inimaginables, la Associació d’Empreses de Serveis de Tarragona (AEST) paradójicamente detectó que en poco tiempo necesitaría una mano de obra calificada que en ese momento no estaba en el mercado fruto de un relevo generacional que estaba a las puertas de llegar. Fue entonces, en 2009, cuando los caminos de la asociación y del IES Pere Martell de Tarragona se unieron. «Teníamos claro que estábamos dispuestos a formar trabajadores. Si hay trabajadores los hay para todo el mundo, y si no hay no los habrá para nadie», cuenta Ángel L. Miguel Rodríguez, director del instituto. Con esta vocación formadora se inició la Formación Profesional Dual, enfocada a que los alumnos terminen sus estudios con una preparación lo más acorde posible a las necesidades y a la realidad de las empresas. En definitiva, a lo que pide el mercado de trabajo.
Los estudios de FP Dual se caracterizan por unas prácticas en la empresa mucho más extensas que en otros planes de estudios. En un ciclo de dos cursos, el primero se pasa en el aula y el segundo en la compañía, con una beca salario. Así pues, la vinculación entre centros de estudios y AEST es muy estrecha, y los resultados, inmejorables: «En las titulaciones de la família química tenemos la bolsa de trabajo del instituto totalmente vacía. La inserción laboral es de casi el 100%», apunta Narcís Almena, director del Institut Comte de Rius. Su homólogo en el Vidal i Barraquer, Narcís Castanedo, comparte la misma experiencia y añde que «la vinculación del currículum con la FP Dual es casi total. Cada año queremos que se dualice más la FP y en el futuro no se contempla que no sea así».
Superar prejuicios
Con el paso de los años, las competencias adquiridas por los estudiantes y la rápida adaptación al posterior puesto de trabajo se está superando el estigma de que la Formación Profesional es una titulación de segunda categoría. «Las empresas están maravilladas. En la universidad hay mucha teórica, pero la práctica para las compañías es importante», razona Almena.
En el Comte de Rius se han especializado en estudios de las familias química, mecánica y de electricidad y electrónica. Ello les ha ayudado a tejer un vínculo estrecho con las compañías, hasta el punto que pueden disponer «una pequeña planta química en el taller o un simulador», costeado en parte por las mismas empresas. También disfrutan de unos equipamientos ejemplares en el Pere Martell, que imparte estudios de mecatrónica, mantenimiento electromecánico o soldadura, entre otros. En el caso del Vidal i Barraquer las titulaciones están enfocadas a la parte administrativa, logística y de marketing. En su caso, las emprsas participantes en el programa visitan los institutos y se presentan ante los alumnos para atraerlos, tanto para que realicen las prácticas con ellos como para, posteriormente, ficharlos.
La relación entre las partes es tal que hasta los mismos profesores pueden realizar estancias de unas dos semanas en las compañías, para actualizarse en los últimos métodos y así poderlos transmitir en clase. El círculo se está cerrando con reciclaje y ampliación de titulación de los empleados en los institutos.